
Hoy, no sé c**o empezar.
Antes de nada quiero advertiros que no os hablaré de mi menú. Hoy quiero hablaros desde el corazón, deciros lo mismo que me digo a mi misma y que quiero y creo que debo compartir con vosotras.
Aunque no nos conocemos personalmente y no sabemos unas de otras más que el peso y la localidad en que vivimos (y no de todas), yo os siento c**o amigas y quiero hablaros c**o a tales; no poniendo pañitos calientes sobre nuestras heridas, sino siendo total y brutalmente sincera. ésta es, para mi, la caracter?stica más importante de la amistad. Saber que cuando una amiga te dice algo, esto es sincero y puedes confiar en sus palabras porque quieren tu bien.
Pues bien, partiendo de esta premisa os digo que nuestro enfoque no es el adecuado. Por lo que vosotras dec?s y yo misma siento(sentía), partimos del hecho de que somos una pobres vactimas de los kilos, unas sufridoras que se privan de lo que más les gusta y que de vez en cuando cometen pequeños deslices sin importancia(ja) que nos hacen sentirnos culpables y decepcionadas de nosotras mismas.
Creo que es así y que esto nos convierte no en personas que están gordas, sino en personas que son gordas. En eternas y tristes consumidoras de dietas, en gente que se esconde dentro de ropa grande y fea. En seres infelices, porque no hay mayor tristeza que no gustarse a uno mismo. ?O no?
Esta es la conclusi?n a la que llegue el otro día después de comprobar que la tonter?a aquella de las galletitas hizo que las tiras para la acetona no se ti?eran, no solo ese día sino en los siguientes. Es decir, cuando ?pecamos? aunque sea mínimamente, si pasa algo.
Entonces record? que hace ahora seis años yo era una fumadora empedernida que se pul?a más de 2 cajetillas diarias. Y record? que mi profesora de yoga me prestú un libro en el que te daban pautas de comportamiento para conseguirlo dejarlo. Recuerdo muy bien que yo eleg? la guerra, quiz? porque este mítodo se adecua a mi carácter (bastante fuerte?) Y decid? pelear y eso me hizo ganar todas las batallas y no volví a tocar un cigarrillo nunca más, ni siquiera lo echo de menos. SOY EXFUMADORA y dentro de un tiempo que no será largo, será EXGORDA.
No voy a hablaros de aquella guerra, pero sí de cómo plantearse la log?stica para ganar ésta. Y lo haré desde lo que yo experimento y de cómo lo veo y lo afronto.
Las batallas de esta guerra se desarrollan (al menos en mi caso) a partir de las cuatro o las cinco de la tarde en que empiezo a sentir necesidad de comer algo dulce, algo prohibido. Y ¿Qué quiere decir esto?, pues que nuestro organismo ha consumido los azúcares que le dimos en el desayuno y ahora nos pide que aportemos más. Nos lanza el guante, nos reta. Y nosotros vamos a recogerlo, aceptamos el reto y vamos a salir victoriosas, porque sabemos lo que realmente pasa. No es que nuestro cuerpo sea un tirano que nos obliga a cometer errores, lo hace porque lo necesita, necesita seguir procesando azúcar para darnos energ?a y lo más fácil para el es pedirlo. Y lo hace acos?ndonos con insoportables antojos de dulce.
Y no vamos a dírsela, porque tambiénsabemos que el puede conseguirla por otros medios, yendo a esos almacenes de grasa que tiene cerrados desde hace años bajo siete llaves, cogiendo parte de esa grasa y transform?ndola en energ?a. Eso es lo que tiene que hacer, ponerse a trabajar y quemarla toda. Nuestro organismo ha estado muy mimado durante mucho tiempo y se ha vuelto vago.
Pues se acabo, a partir de hoy, cada vez que sintamos la dolorosa punzada del deseo dulce, no solo vamos a decir NO, además vamos a forzarlo a que necesite aún más azúcar y para ello vamos a salir a dar un largo paseo o nos pondremos en la bici estética? lo que sea pero a luchar. Porque con esto vamos a lograr que los almacenes se vacáen rápidamente y esto tiene muchas lecturas y todas muy buenas para nosotras.
Para empezar, con cada batalla ganada, perdemos peso y ganamos en autoestima, y ésta haré más fácil ganar la batalla de mañana y mucho más fácil la de pasado? y antes de darnos cuenta se habrá acabado la guerra. Así de fácil, así de enriquecedor, así de felices, así de delgadas para siempre. Porque ya nunca seremos díbiles, al menos en este terreno, no. Entonces sabremos quienes somos y de lo que somos capaces y nos sorprenderemos muy gratamente, os lo aseguro. Lo digo por experiencia, da igual contra que luches, lo importante es saberte ganadora, es el esp?ritu lo que vence.
Y ahora, mis bravos, si este rollo os sirvi?, cosa que espero de todo corazón, vamos a lo nuestro.
???A LA CARGA, QUE SON POCOS Y COBARDES!!!
?nimo compis, cuando uno lucha, no es una victima, es un soldado y el resultado lógico del trabajo de un soldado es vencer porque o vence o muere y ese no es, para nada, nuestro caso.
Nuestro caso es lucir palmito orgullosamente este verano, el verano que viene, Y el siguiente, Y el siguiente?.y por siempre jamás. Y digo orgullosamente, porque no es lo mismo que la naturaleza te regale un cuerpo danone, que conseguirse uno con el propio esfuerzo. Eso merece unas medallas y el derecho leg?timo de sentirnos muy orgullosas de nuestra fuerza y del resultado de la misma.
El serm?n se ha terminado. CAMBIO Y CIERRO.