Una cebolla mediana bien picada, se rehoga en un poco de aceite. Cuando está pochada, sin quemarse, se le añade un vaso de agua de vino tinto, medio vaso de agua, una pastilla de avecrem, una cucharadita de tomillo, dos hojas de laurel, una pizca de sal, y bastante pimienta.
Se deja que reduzca a la mitad, y después se retiran las dos hojas de laurel, y se pasa por la batidora.
Yo después la pasó por el colador, para que quedase una salsita más fina.
Queda buenísima, y no lleva casi grasa, ni nada de harina.

Hubiera hecho fotos de la comida de hoy... pero había demasiada hambre




