Vaya, que flor mas bonita... Trae a mi memoria una canci?n de María Dolores Pradera que empezaba así: "Por una vereda viene, cabalgando Jose Antonio, se viene desde Barranco a ver la flor de amancay, sobre un berebere criollo, va a lo largo del camino, con jipi, japa, pa?uelo y poncho blanco de lino..."
Pues, movida por la curiosidad, he buscado "amancay" en google y resulta que esa flor tiene una historia preciosa.... ahí os la pongo...
En la zona de Ten-Ten Mahuida, hoy conocido c**o Cerro Tronador, habitaba la tribu Vuriloche, cuyo nombre luego se deformaría para denominar esa bella comarca andina.
Quintral, el hijo del cacique de la tribu, era admirado por las j?venes debido a su valentía y fortaleza. Entre todas ellas había una que, además de admiraci?n, sentía un profundo amor porél, pero su condici?n humilde le impedía siquiera imaginar la posibilidad de que el joven se fijara en ella. Amancay, tal era el nombre de la hermosa joven, no era indiferente a Quintral. Muy por el contrario, él sentía que su corazón se inflamaba cada vez que la morena joven se encontraba cerca, pero sabía que su padre jamás aceptar?a que él la desposara.
Un día, varios integrantes de la tribu comenzaron a morir a causa de una extraña enfermedad. La epidemia no tard? en extenderse, y tambiénQuintral cay? gravemente enferm?. Aquellos que aún se encontraban sanos comenzaron un ?xodo que les permitiera alejarse de los malos esp?ritus que estaban diezmando a su gente.
Quintral empeoraba cada vez más, y en medio del delirio y la fiebre no dejaba de pronunciar el nombre de su amada Amancay. Su padre consultú a su consejero y este le contó sobre el amor profundo y silencioso que existía entre ambos j?venes. Viendo el grave estado de su hijo, el cacique envié a sus mejores guerreros a buscar a la muchacha.
Mientras tanto, Amancay había consultado a una Machi para que la ayudara a encontrar una cura para su amado Quintral. La anciana le revel? que la única forma de salvar al joven era prepararle una infusi?n con una flor amarilla que crec?a en la cumbre del Ten-Ten Mahuida, y Amancay no dud? en ir en su busca. El ascenso no fue sencillo, pero ella no cej? en su esfuerzo. Por fin logró llegar a la cima de la montaña y encontrar la bella flor, pero no se percatú de que el gran c?ndor la observaba desde las alturas.
Tan pronto c**o Amancay arranc? la delicada flor, el c?ndor descendi? junto a ella y le recrimin? haber tomado aquella flor que pertenec?a a los dioses. Con voz de trueno dijo que los dioses lo habían puesto c**o guardi?n de las cumbres y todo lo que en ellas se encontraba, y a pesar de que la joven pidió disculpas y explicó la situaci?n en la que se encontraba Quintral, el imponente ser no quiso escuchar razones. Al ver que las lagrimas brotaban de los ojos de la muchacha, el c?ndor le propuso entregarle la flor a cambio de que ella le diera su propio corazón. Amancay no dud?. Después de todo, ?de qué le serviría su corazón si no tenía a nadie a quien amar?
La joven se arrodill? frente al ave y sinti? c**o el potente pico habría su pecho en busca del delicado corazón. Sus labios se abrieron y una díbil voz pronunci? por última vez el nombre de su amado Quintral. El c?ndor, conmovido por el amor que hasta último momento demostr? la joven, con delicadeza tomó el corazón con una garra y la flor amarilla con la otra para luego elevarse majestuosamente.
El c?ndor vol? hasta la morada de los dioses, sin darse cuenta que gotas de la sangre de Amancay salpicaban no sólo el camino sino tambiénla delicada flor. Una vez en su destino, implor? que le permitieran llevar la cura para Quintral y que crearan un recordatorio para que el sacrificio de la joven no fuese olvidado. Ambas cosas fueron concedidas, y de cada gota de sangre que cay? en los valles y las montañas nació una bella flor amarilla con gotas rojas que se convirti? en s?mbolo del amor incondicional. Desde ese día, quien regala una flor de Amancay te entrega su corazón.
, solo hace falta tener tiempo para recorrerla, de a poquito..
?YO QUIERO SOLECITO!