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SIRENA64 - Jefa de cocina

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por SIRENA64 » 22 Ene 2007 14:41
buenos dias tori

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Tori21 - Subjefa/e de cocina

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por Tori21 » 22 Ene 2007 14:47
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SIRENA64 - Jefa de cocina

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por SIRENA64 » 22 Ene 2007 14:49
?QUI?N
SE HA
LLEVADO MI QUESO?
LA HISTORIA QUE HAY DETR?S DEL CUENTO.
Me encanta poder contaroséla historia que hay detr?s de este cuento? ¿Quién se ha llevado mi queso?, porque
eso significa que el libro ya está escrito y todos podemos acercarnos a él para leerlo, disfrutarlo y comentarlo
entre los demás.
Esto es algo que yo siempre había querido que ocurriera, desde la primera vez que Spencer Johnson, hace ya
años, me contó su fantástica historia del ?queso?, antes de que escribióramos juntos ?El ejecutivo al minuto?.
Recuerdo que pensá lo bueno que era el relato y lo ?til que seráa para mí desde aquel momento.
?¿Quién se ha llevado mi queso?? es un cuento sobre el cambio que tiene lugar en un laberinto donde cuatro
divertidos personajes buscan ?queso?. El queso es una metúfora de lo que uno quiere tener en la vida, ya sea un
trabajo, una relaci?n amorosa, dinero, una gran casa, libertad, salud, reconocimiento, paz interior, o incluso una
actividad c**o correr o jugar al golf.
Cada uno de nosotros tiene su propia idea de lo que es el queso, y va tras él porque cree que le hace feliz. Si
lo consigue, casi siempre se encariña con el. Y si lo pierde o se lo quitan, la experiencia suele resultar
traum?tica.
En mis charlas por todo el mundo narro la historia del queso, y muchas veces la gente me dice lo mucho que
les ha cambiado la vida.
Lo creas o no, este relato ha salvado carreras, matrimonios e incluso vidas.
Uno de los muchos ejemplos, el respetado locutor de la cadena televisiva NBC, quien confes? que escuchar el
cuento ?¿Quién se llevado mi queso?? salv? su carrera.
Lo que ocurrió fue lo siguiente: Charlie se había esforzado mucho y hecho un buen trabajo retransmitiendo las
pruebas de atletismo de unos Juegos Ol?mpicos. Por eso, cuando su jefe le dijo que había sido apartado de esa
especialidad deportiva y que en los siguientes Juegos tendría que encargarse de las retransmisiones de nataci?n
y saltos, se quedé muy sorprendido y se enfad?.
c**o no conocía tan bien esos deportes, se sinti? frustrado. El hecho de que no reconocieran que había
realizado una buena labor lo irritú. Le parec?a injusto, y la ira empez? a afectar todo lo que hacía.
Entonces le contaron el cuento ?¿Quién se ha llevado mi queso? ?
Después de o?rlo, se ri? de sí mismo y cambió de actitud. Advirti? que lo único que había ocurrido era que su
jefeéle había movido el queso? y se adaptú. Aprendi? sobre esos dos nuevos deportes y, en el proceso, descubri?
que hacer algo nuevo lo rejuvenec?a.
Su jefe no tard? en reconocer su actitud y energ?a nuevas y en aumentar sus retribuciones. Disfrutú de más
?xito que nunca y se hizo una excelente reputaci?n c**o comentarista.
Esta es una de las innumerables historias reales que he o?do acerca del impacto que ha tenido este cuento en
muchas personas, en todos los ?mbitos de la vida, desde el profesional hasta el amoroso.
Tengo tanta fe en la fuerza de ?¿Quién se ha llevado mi queso?? que hace poco regal? un ejemplar de una
edici?n previa del libro a todas las personas (unas 200) que trabajan en nuestra empresa.
¿Por qué? Porque, c**o toda empresa que aspire no sólo a sobrevivir, sino a ser competitiva, Blanchar Training &
Development está cambiando constantemente. Nos mueven ?el queso? sin parar. Mientras que en el pasado
queríamos empleados leales, hoy necesitamos personas flexibles que no sean posesivas conéla manera de
hacer las cosas aquí?.
Y, c**o todos sabemos, vivir en una permanente catarata de cambios suele ser estresante, a menos que las
personas tengan una manera de ver el cambio que las ayude a comprenderlo. Y aquí es precisamente donde entra
en acci?n el cuento del ? queso ?.
Cuando le hablé a mis amigos del cuento lo leyeron, casi notú que empezaban a desprenderse de energ?a
negativa. Una tras otra, todas las personas de la empresa se acercaron para darme las gracias por el libro ya para
decirme lo mucho que les había ayudado a contemplar desde una perspectiva diferente los cambios que se
producen en nuestra empresa. Esta breve parébola se lee en muy poco tiempo, pero su impacto puede ser muy
profundo.
El libro esta dividido en tres partes. En la primera, ?La reunión?, unos antiguos compa?eros de instituto hablan
de cómo afrontan los cambios que se producen en sus respectivas vidas. La segunda parte es el cuento en s?, ?El
cuento: ¿Quién se ha llevado mi queso?? y constituye el n?cleo del libro. En la tercera parte, ?El debate ?, la gente
comenta lo que el cuento ha significado para ella y cómo va a utilizarlo en su trabajo y en su vida.
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Algunos lectores del manuscrito prefirieron detenerse al final del cuento y no leer ?El debate?, a fin de interpretar
el significado por sí mismos. Otros disfrutaron ley?ndolo porque les estimul? a pensar cómo poner en práctica en
su situaci?n lo que les había enseñado el relato.
En cualquier caso, espero que cada vez que releas ?¿Quién se ha llevado mi queso?? encuentres algo nuevo y
?til en el cuento, tal c**o me ocurre a mi, y que eso te ayude a afrontar el cambio y a tener ?xito, sea lo que sea
el ?xito para ti.
Con mis mejores deseo, espero que disfrutes con lo que encuentres. Ah, y recuerda: ?mu?vete cuando se
mueva el queso!
Ken Blanchard, San diego, 1998.
LA REUNI?N
CHICAGO
En Chicago, un soleado domingo, hombres y mujeres que habían ido juntos al instituto se reunieron para
almorzar, tras haber asistido a un acto oficial en el centro la noche anterior. Quer?an saber más cosas de la vida
de sus ex compa?eros de clase. Después de muchas bromas y una gran comida, entablaron una interesante
conversaci?n.
?ngela, que había sido una de las personas mas populares de la clase dijo :
-La vida ha seguido una trayectoria muy distinta de la que yo pensaba cuando ?bamos al instituto. Han
cambiado muchas cosas.
- Es cierto ? convino Nathan.
Los demás sabían que Nathan había continuado con el negocio familiar, que funcionaba c**o siempre, y que
desde que ellos recordaban estaba integrado en la comunidad. Por eso los sorprendi? verlo preocupado.
- Pero ?hab?is notado que cuando las cosas cambian nosotros no queremos ? ? prosigui? ?
- Creo que nos resistimos al cambio porque cambiar nos da miedo ? apunto Carlos ?
-T? eras el capitán del equipo de f?tbol, Carlos - dijo Jessica -. Nunca hubiera pensado que algún día llegaráas
a hablar de miedo.
Todos rieron al advertir que, aunque habían tomado direcciones distintas (desde ser ama de casa hasta trabajar
de ejecutivo en una empresa ), experimentaban sensaciones similares.
Cada uno de ellos intentaba afrontar los cambios inesperados que se estaban produciendo en su vida en los
últimos años. Y casi todos los asistentes admitieron que no habían encontrado una buena manera de hacerlo.
-A mí tambiénme daban miedo los cambios ? intervino Michael -. Cuando se produjo un gran cambio en
nuestra empresa, no supimos que hacer. Seguimos actuando c**o siempre y casi lo perdimos todo. Pero
entonces me contaron un cuento que lo cambió todo.
- ¿Es cierto ? ? preguntó Nathan.
-Si. El cuento alter? la manera en que yo miraba los cambios, y a partir de ese momento las cosas mejoraron
rápidamente ..... En mi trabajo y en mi vida.
Entonces divulgu? el cuento entre algunas personas de mi empresa, que hicieron lo propio con otras ajenas a
ella, y en seguida las cosas empezaron a funcionar mucho mejor porque todos nos adaptamos mejor al cambio. Y
muchos dicen lo mismo que yo: que los ha ayudado en la vida privada.
- ?De qué cuento se trata ? ? preguntó ?ngela.
-Se llama ?¿Quién se ha llevado mi queso??
Todos se echaron a reir.
-Me gustaría o?rlo ? dijo Carlos - . ?Será que no nos lo cuenta ahora?
- Desde luego ? respondi? Michael -Será un placer para mí....No es demasiado largo.
-Y Michael empez? a contar el cuento.
EL CUENTO
?rase una vez un país muy lejano en el que viv?an cuatro personajes. Todos corr?an por un laberinto en busca del
queso con que se alimentaban y que los hacía felices.
Dos de ellos eran ratones, y se llamaban Oliendo y Corriendo (Oli y Corri para sus amigos); los otros dos eran
personitas, seres del tamaño de ratones, pero que tenían un aspecto y una manera muy parecidos a los de los
humanos actuales. Sus nombres eran Kif y Kof.
Debido a su pequeño tamaño, resultaba difícil ver qué estaban haciendo, pero si mirabas de cerca descubrías
cosas asombrosas.
Tanto los ratones c**o las personitas se pasaban el día en el laberinto buscando su queso favorito.
Oli y Corri, los ratones, aunque sólo pose?an cerebro de roedores, tenían muy buen instinto y buscaban el queso
seco y curado que tanto gusta a esos animalitos.
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Kif y Kof, las personitas, utilizaban un cerebro repleto de creencias para buscar un tipo muy distinto de QUESO
? con may?scula -, que ellos creían que los haréa ser felices y triunfar.
Por distintos que fueran los ratones y las personitas, tenían algo en com?n: todas las mañanas se ponían su
chandal y sus zapatillas deportivas, salían de su casita y se precipitaban corriendo hacia el laberinto en busca de
su queso favorito.
El laberinto era un dídalo de pasillos y salas, y algunas de ellas contenían delicioso queso. Pero tambiénhabía
rincones y oscuros callejones sin salida que no llevaban a ningún sitio. Era un lugar en el que resultaba muy fácil
perderse.
Sin embargo, para los que daban con el camino, el laberinto albergaba secretos que les permitían disfrutar de
una vida mejor.
Para buscar queso, Oli y Corri, los ratones, utilizaban el sencillo pero eficaz mítodo del tanteo. Recorr?an un
pasillo, y si estaba vacío, daban media vuelta y recorr?an el siguiente.
Oli olfateaba el aire con su gran Hocico a fin de averiguar en qué dirección había que ir para encontrar queso, y
Corri se abalanzaba hasta all?. c**o imaginar?is, se perdían, daban muchas vueltas in?tiles y a menudo
chocaban contra las paredes.
Sin embargo, Kif y Kof, las dos personitas, utilizaban un mítodo distinto que se basaba en su capacidad de
pensar y aprender de las experiencias pasadas, aunque a veces sus creencias y emociones los confundían.
Con el tiempo, siguiendo cada uno su propio mítodo, todos encontraron lo que habían estado buscando; un día,
al final de uno de los pasillos, en la Central Quesera Q, dieron con el tipo de queso que querían.
A partir de entonces, los ratones y las personitas se ponían todas las mañanas sus prendas deportivas y se
dirig?an a la Central Quesera Q. Al poco, aquello se había convertido en una costumbre para todos.
Oli y Corri se despertaban temprano todas las mañanas, c**o siempre, y corr?an por el laberinto siguiendo las
misma ruta.
Al principio, Kif y Kof tambiéniban corriendo todos los días hasta la Central Quesera Q para paladear los nuevos
y sabrosos bocados que los aguardaban.
Pero, al cabo de un tiempo, las personitas fueron cambiando de costumbres.
Kif y Kof se despertaban cada día más tarde, se vestían más despacio e iban caminando hacia la Central
Quesera Q. Al fin y al cabo, sabían dónde estaba el queso y cómo llegar hasta él.
No tenían la menor idea de la procedencia del queso ni sabían Quién lo ponía all?. Simplemente suponían que
estaráa en su lugar.
Todas las mañanas, cuando llegaban a la Central Quesera Q, Kif y Kof se ponían cómodos, c**o si estuvieran
en su casa. Colgaban sus Chandals, guardaban las zapatillas y se ponían las pantuflas. c**o ya habían
encontrado el queso, cada vez se sentían más a gusto.
-Esto es una maravilla ? Kif -. Aquí tenemos queso suficiente para toda la vida.
Las personitas se sentían felices y contentas, pensando que estaban a salvo para siempre.
No tardaron mucho en considerar suyo el queso que se habían encontrado en la Central Quesera Q. Y había tal
cantidad almacenada allí que, poco después, trasladaron su casa cerca de la Central y construyeron una vida
social alrededor de ella.
Para sentirse más a gusto, Kif y Kof decoraron las paredes con frases e incluso pintaron trozos de queso que
los hacían sonre?r. Una de las frases decía: ?Tener queso hace feliz?.
En ocasiones, Kif y Kof llevaban a sus amigos a ver los trozos de queso que se apilaban en la central Quesera
Q. Unas veces los compartían con ellos y otras, no.
-Nos merecemos este queso ? dijo Kif -. Realmente tuvimos que trabajar muy duro y durante mucho tiempo
para conseguirlo. - Tras estas palabras, cogi? un trozo y se lo comi?.
Después, Kif se quedé dormido, c**o sol?a ocurrirle.
Todas las noches, las personitas volvían a casa cargadas de queso, y todas las mañanas regresaban,
confiadas, por más a la Central Quesera Q.
Todo sigui? igual por mucho tiempo.
Pero al cabo de unos meses, la confianza de Kif y Kof se convirti? en arrogancia. Se sentían tan a gusto que ni
siquiera advertían lo que estaba ocurriendo.
El tiempo pasaba, y Oli y Corri seguían haciendo los mismo todos los días. Por la mañana, llegaban temprano a
la Central Quesera Q y husmeaban, escarbaban e inspeccionaban la zona para ver si había habido cambios con
respecto al día anterior. Luego se sentaban y se ponían a mordisquear queso.
Una mañana, llegaron a la Central Quesera Q y descubrieron que no había queso.
No les sorprendi?. c**o habían notado que las reservas de queso habían ido disminuyendo poco a poco, Oli y
Corri estaban preparados para lo inevitable e, instintivamente, enseguida supieron lo que tenían que hacer.
Se miraron el uno al otro, cogieron las zapatillas deportivas que llevaban atadas al cuello, se las calzaron y se
las anudaron.
Los ratones se perdían en an?lisis profundos de las cosas. Y tampoco tenían que cargar con complicados
sistemas de creencias.
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Para los ratones, tanto el problema c**o la soluci?n eran simples. La situaci?n en la Central Quesera Q había
cambiado. Por lo tanto, Oli y Corri decidieron cambiar.
Ambos asomaron la cabeza por el laberinto. Entonces Oli, alz? el hocico, husme? y asinti? con la cabeza, tras
lo cual, Corri se lanz? a correr por el laberinto y Oli lo sigui? lo más deprisa que pudo.
Ya se habían puesto en marcha en busca de queso nuevo.
Ese mismo día, más tarde, Kif y Kof hicieron su aparici?n en la Central Quesera Q. No habían prestado atenci?n
a los pequeños cambios que se habían ido produciendo y, por lo tanto, daban por sentado que su queso seguir?a
all?.
La nueva situaci?n los pill? totalmente desprevenidos.
-?Qué? ¿No hay queso? ? gritú Kif - ¿No hay queso? ? repiti? muy enojado, c**o si gritando fuese a conseguir
que alguien se lo devolviera - ¿Quién se ha llevado mi queso? ? brami, indignado. Finalmente, con los brazos en
jarras y el rostro enrojecido de ira, vocifer? -: ¿Esto no es justo!
Kof sacudi? negativamente la cabeza con gesto de incredulidad. él tambiénhabía dado por supuesto que en la
Central Quesera Q habría queso, y se quedé paralizado por la sorpresa. No estaba preparado para aquello.
Kif gritaba algo, pero Kof no quería escucharlo. No tenía ganas de enfrentarse a lo que tenia adelante, así que se
desconectú de la realidad.
La conducta de las personitas no era agradable ni productiva, pero si comprensible.
Encontrar queso no había sido fácil, y para las personitas eso significaba mucho más que tener todos los días
la cantidad necesaria del mismo.
Para las personitas, encontrar queso era dar con la manera de obtener lo que creían que necesitaban para ser
felices. Cada una tenía, según fueran sus gustos, su propia idea de lo que significaba el queso.
Para algunas, encontrar queso era poseer cosas materiales. Para otras, disfrutar de buena salud o alcanzar la
paz interior.
Para Kof, el queso significaba simplemente sentirse a salvo, tener algún día una estupenda familia y una
confortable casa en la calle Cheddar.
Para Kif, significaba convertirse en un Gran Queso con otros a su cargo y tener una hermosa mansi?n en lo alto
de las Colinas Camembert.
c**o el queso era muy importante para ellas, las dos personitas se pasaron mucho tiempo decidiendo qué
hacer. Al principio, lo único que se les ocurrió fue inspeccionar a fondo la Central Quesera Q para comprobar si
realmente el queso había desaparecido.
Mientras que Oli y Corri ya se habían puesto en marcha, Kif y Kof continuaban vacilando y titubeando.
Despotricaron y se quejaron de lo injusto que era todo lo ocurrido, y Kof empez? a deprimirse. ¿Qué suceder?a
si al día siguiente tampoco encontraban el queso? Hab?a hecho muchos planes para el futuro basados en aquel
queso....
Las personitas no daban cr?dito a lo que veían. ¿Cómo podía haber ocurrido aquello? Nadie les había avisado.
No estaba bien. Se suponía que esas cosas no tenían que pasar.
Aquella noche, Kif y Kof volvieron a casa hambrientos y desanimados; pero, antes de marcharse de la Central
Quesera Q, Kof escribió en la pared: ?Cuanto más importante es el queso para uno, más se desea
conservarlo?.
Al día siguiente, Kif y Kof salieron de sus respectivas casas y volvieron a la Central Quesera Q, donde
esperaban encontrar, de una manera u otra, su queso.
Pero la situaci?n no había cambiado: el queso seguía sin estar all?. Las personitas no sabían qué hacer. Kif y
Kof se quedaron paralizados, inm?viles c**o estatuas.
Kof cerr? los ojos lo más fuerte que pudo y se tap? los o?dos con las manos. Quer?a desconectarse de todo.
Se negaba a reconocer que las reservas de queso habían ido disminuyendo de manera gradual. Estaba
convencido de que habían desaparecido de repente.
Kif analiz? la situaci?n una y otra vez, y, al final, su complicado cerebro dotado de un enorme sistema de
creencias empez? a funcionar.
-¿Por qué me han hecho esto? ? se preguntó-. ¿Qué está pasando aquí?
Kof abrió los ojos, mir? a su alrededor e inquiri?:
-Por cierto, ¿dónde están Oli y Corri?
?Crees que saben algo que nosotros no sabemos?
-¿Qué quieres que sepan?- espetú Kif en tono de desprecio -. No son más que ratones. Reaccionan ante lo que
ocurre. Nosotros somos personitas, somos especiales. Tendr?amos que ser capaces de dar con la soluci?n.
Además, merecemos mejor suerte que ellos, esto no debería ocurrirnos, y si nos ocurre, al menos tendríamos
que recibir una compensaci?n.
-Porque tenemos derecho.
-?Derecho a qué? ? preguntó Kof.
-Tenemos derecho a nuestro queso.
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-¿Por qué? ? insistio Kof.
-Porque este problema no lo hemos causado nosotros ? respondi? Kif -.
Alguien ha provocado esta situaci?n y nosotros tenemos que sacar algún provecho de ella.
-Tal vez seráa mejor no analizar tanto la situaci?n. Lo que deberíamos hacer es ponernos en marcha de
inmediato y buscar queso nuevo ? sugiri? Kof.
-?Oh, no! ? repuso Kif -. Voy a llegar al fondo de todo esto.
Mientras Kif y Kof seguían discutiendo lo que debían hacer, Oli y Corri ya se habían puesto en marcha y habían
recorrido muchos pasillos, buscando queso en todas las centrales queseras que encontraban en el camino.
No pensaban en otra cosa que no fuera encontrar queso nuevo.
Pasaron mucho tiempo sin encontrar nada hasta que, al final, llegaron a una zona del laberinto en la que nunca
habían estado: la Central Quesera N.
Al entrar proliferaron un grito de alegría. Hab?an encontrado lo que estaban buscando: una gran reserva de
queso.
No podían dar cr?dito a sus ojos. Era la cantidad más grande de queso que los ratones habían visto en su vida.
Mientras, Kif y Kof seguían en la Central Quesera Q evaluando la situaci?n. Cada vez estaban más frustrados y
enfadados, y se culpaban el uno al otro de la situaci?n en la que se hallaban.
De vez en cuando, Kof se acordaba de sus amigos los ratones, y se preguntaba si Oli y Corri ya habían
encontrado queso. Pensaba que debían de estar pasando momentos muy duros, porque correr por el laberinto
siempre conlleva incertidumbre, pero tambiénsabía que no estaráan en apuros mucho tiempo.
A veces, Kof imaginaba que Oli y Corri habían encontrado queso nuevo y los veía disfrutando de él. Pensaba en
lo bien que le sentar?a andar a la aventura por el laberinto y encontrar un nuevo queso, más ganas le entraban de
marcharse de la Central Quesera Q.
-? V?monos! ? exclam? de repente.
-No- replic? Kif rápidamente -. estoy bien aquí, cómodo y conocido. Además, salir ahí afuera es peligroso.
-No, no lo es ? repuso Kof -. Hemos recorrido ya muchas zonas del laberinto, y podemos hacerlo otra vez.
-Soy demasiado viejo para eso ? dijo Kif -. Y no tengo ningún inter?s en perderme ni en enga?arme a mí
mismo. ?T? si?
Estas palabras hicieron que Kof volviera a sentir miedo al fracaso, y sus esperanzas de encontrar queso nuevo
se desvanecieron.
Así que las personitas siguieron haciendo todos los días lo mismo que habían hecho hasta entonces : ir a la
Central Quesera Q, no encontrar queso y volver a casa, llevando consigo sus desasosiegos y frustraciones.
Intentaron negar lo que estaba ocurriendo, pero cada vez les costaba más conciliar el sueño, y por la mañana
tenían menos energ?a y estaban más irritables.
Sus casas no eran los sitios acogedores que habían sido. Las personitas sufrían de insomnio, y cuando
conseguían dormir tenían pesadillas en las que no encontraban el queso.
-Si nos esforz?ramos un poco ? dijo Kif -, tal vez descubrir?amos que en realidad las cosas no han cambiado
tanto. Es probable que el queso está cerca. Quiz?s está escondido detr?s de la pared.
Al día siguiente , Kif y Kof volvieron con herramientas. Kif sujetú el cincel y Kof golpe? con el martillo hasta que
hicieron un agujero a través deél, pero no encontraron el queso.
Se sintieron decepcionados, pero creían que podían solucionar el problema. Por eso empezaron a trabajar más
temprano, lo hacían con más ahínco y acababan más tarde, pero lo único que consiguieron fue tener un enorme
agujero en la pared.
Kof empez? a comprender la diferencia entre actividad y productividad.
-Tal vez ? dijo Kif -, lo único que deberíamos hacer es quedarnos sentados y ver qué pasa. Tarde o temprano,
tendrén que volver a poner el queso.
Kof quería creer que Kif tenía razón, así que todas las noches se iba a casa a descansar y a la mañana
siguiente volvía con su amigo, de mala gana, a la Central Quesera Q. Pero el queso seguía sin aparecer.
Las personitas estaban cada vez más díbiles debido al hambre y al estr?s. Kof empezaba a cansarse de que la
situaci?n no mejorase.
Comenzaba a comprender que cuanto más tiempo estuvieran sin queso, peor se encontrar?an.
Kof sabía que estaban perdiendo agudeza.
Finalmente, un día Kof empez? a re?rse de sí mismo.
M?rate, Kof ? se decía -. Cada día hago las mismas cosas, una y otra vez, y me pregunto por qué la situaci?n
no mejora. Si esto no fuera tan rid?culo, seráa incluso divertido.
A kof no le gustaba la idea de tener que correr de nuevo por el laberinto, porque sabía que se perderáa y no tenía
ninguna certeza de que fuera a encontrar más queso, pero, al ver lo estépido que se estaba volviendo por culpa del
miedo, tuvo que re?rse de sí mismo.
?D?nde has puesto nuestros chandals y las zapatillas deportiv así ? le pregunto a Kif.
Tardaron mucho tiempo en dar con ellos porque, cuando tiempo atrás habían encontrado queso en la Central
Quesera Q, los habían guardado al fondo de todo, pensando que ya no los necesitar?an nunca más.
Cuando Kif vio a su amigo poni?ndose el chandal, le preguntó:
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-¿No ir?s a salir al laberinto otra vez, verdad? ¿Por qué no te quedas aquí conmigo, esperando que devuelvan el
queso?
-Mira, Kif, no entiendes lo que pasa. Yo tampoco quería verlo, pero me doy cuenta de que ya no nos devolverán
aquel queso. Ese queso pertenece al pasado y ha llegado la hora de encontrar uno nuevo.
-Pero ?y si no hay más? ? repuso Kif -. Y aún en caso de que haya, ?y si no lo encuentr así
-No lo sí ? respondi? Kof.
Se había formulado miles de veces esas dos preguntas y empez? a sentir de nuevo miedo que lo paralizaba.
Luego empez? a pensar en encontrar un queso nuevo y en todas las cosas buenas que eso significar?a.
Entonces hizo acopio de fuerzas y dijo :
-A veces, las cosas cambian y nunca vuelven a ser c**o antes. Creo que estamos en una situaci?n de este
tipo, Kif. ? Así es la vida! La vida se mueve y nosotros tambiéndebemos hacerlo.
Kof mir? a su demacrado compa?ero e intentú hacerle entrar en razón, pero el miedo de Kif se había convertido
en ira y no quiso escucharle.
Kof no quería ser brusco con su amigo, pero no pudo evitar re?rse de lo estépidamente que ambos se estaban
comportando.
Mientras Kof se preparaba para salir, empez? a sentirse más vivo al tomar conciencia de que por fin era capaz
de re?rse de si mismo, vencer el miedo y seguir adelante.
-?Ha llegado el momento de volver al laberinto! ? anunci?.
Kif no se ri? ni reaccion?.
Kof cogi? una pequeña piedra afilada y escribió un pensamiento serio en la pared para que su amigo
reflexionase sobre él. Tal c**o tenía por costumbre, Kof incluso dibuj? un trozo de queso alrededor de las
palabras con la esperanza de hacer sonre?r a Kif y de animarlo a buscar un nuevo queso, pero su amigo no quiso
mirar.
En la pared se leia : ?Si no cambias, te extinguesí.
A continuación, Kof asom? la cabeza y observ? el laberinto con ansiedad. Pens? en cómo había llegado a
aquella situaci?n de carencia de queso.
Hab?a creído que posiblemente no hubiera queso en el laberinto o que no iba a ser capaz de encontrarlo.
Aquellos pensamientos llenos de miedo lo estaban paralizando y acabar?an por matarlo.
Kof sonri?. Sab?a que Kif se estaba preguntando: ¿Quién se ha llevado mi queso? , pero lo que él se preguntaba
era: ¿Por qué no me puse en marcha antes, por qué no me mov? cuando lo hizo el queso?
Al adentrarse en el laberinto, Kof mir? hacia atrás, conciente de la comodidad del espacio que dejaba, y se
sinti? atra?do hacia aquel territorio conocido pese a que llevaba mucho tiempo allí sin encontrar queso.
Kof se sentía cada vez más angustiado, y se preguntó si realmente quería volver al laberinto. Escribi? una frase
en la pared que tenía delante y se quedé un rato mir?ndola : ?¿Qué haréas si no tuvieras miedo??
Pens? en ello.
Sab?a que, a veces, un poco de miedo es bueno. Cuando tienes miedo de que las cosas empeoren si no haces
algo, el miedo puede incitarte a la acci?n. Pero, cuando te impide hacer algo, el miedo no es bueno.
Mira hacia la derecha. Era una zona del laberinto, avanzando con paso veloz hacia lo desconocido.
Mientras intentaba encontrar el buen camino, lo primero que pensá fue que tal vez se habían quedado esperando
demasiado tiempo en la Central Quesera Q. Hacáa tanto tiempo que no comía queso que se encontraba díbil.
Recorrer el laberinto le exigi? más tiempo y esfuerzo de lo acostumbrado. Decidi? que si alguna vez volvía a
pasarle algo parecido, se adaptar?a al cambio más aprisa. Eso facilitar?a las cosas.
?M?s vale tarde que nunca ?, se dijo con una sonrisa.
Durante los días sucesivos, Kof encontré un poco de queso aquí y all?, pero no eran cantidades que durasen
mucho tiempo. Esperaba encontrar una buena raci?n para llevérsela a Kif y animarlo a que volviera al laberinto.
Pero Kof todavía no había recuperado la suficiente confianza en sí mismo. Tuvo que admitir que se desorientaba
en el laberinto. Las cosas parec?an haber cambiado desde la última vez que había estado all?.
Justo cuando pensaba que había encontrado la dirección correcta, se perdía en los pasillos. Era c**o si diera
dos pasos adelante y uno atrás. Era todo un reto, pero tuvo que admitir que volver a recorrer el laberinto en busca
de queso no era tan terrible c**o había temido.
Con el paso del tiempo, empez? a preguntarse si la esperanza de encontrar queso nuevo era realista. ¿No seráa
sueño? De inmediato se echo a re?r, al darse cuenta de que llevaba tanto tiempo sin dormir que era imposible que
so?ase.
Cada vez que empezaba a desalentarse, se recordaba a sí mismo que lo que estaba haciendo, por incómodo
que le resultase en aquel momento, era mucho mejor que quedarse de brazos cruzados sin queso. Estaba
tomando las riendas de su vida en vez de dejar simplemente que las cosas ocurrieran.
Luego se record? que si Oli y Corri eran capaces de aventurarse, él tambiénlo era.
M?s tarde, Kof reconstruy? los hechos y llegó a la conclusi?n de que el queso de la central Quesera Q no había
desaparecido de la noche a la mañana, c**o había creído al principio. En los últimos tiempos, había cada vez
menos queso y además, el que quedaba, ya no sabía tan bien.
7
Tal vez el queso había empezado a enmohecerse y él no lo había notado. Tuvo que admitir, sin embargo, que si
hubiera querido se habría percatado de lo que estaba ocurriendo. Pero no lo había hecho.
En aquel momento comprendi? que el cambio no lo habría pillado por sorpresa si se hubiese fijado en que este
se iba produciendo gradualmente y lo hubiese previsto. Quiz?s era eso lo que Oli y Corri habían hecho.
Se detuvo a descansar, y escribió en la pared del laberinto :
?Huele el queso a menudo para saber cuándo empieza a enmohecerse?.
Cuando llevaba sin encontrar queso durante un tiempo que le pareció muy largo, Kof llegó a una inmensa
Central Quesera que tenia un aspecto prometedor. Pero cuando entré sufri? una gran decepci?n al ver que estaba
totalmente vacía.
Ya he tenido esta sensaci?n de vacío con demasiada frecuencia, pensá, con ganas de abandonar la b?squeda.
A Kof empezaban a flaquearle las fuerzas. Sab?a que estaba perdido y temía no sobrevivir. Pens? en dar marcha
atrás y regresar a la Central Quesera Q. Al menos, si lo conseguía y Kif estaba aún all?, no se sentir?a tan solo.
Entonces volvi? a formularse la misma pregunta de antes: ?¿Qué haréa si no tuviera miedo??
Tenia miedo más a menudo de lo que estaba dispuesto a admitir. No siempre estaba seguro de qué era lo que
le daba miedo, pero en aquel estado de debilidad supo que tenía miedo de seguir avanzando solo. Kof no se
percataba, pero se estaba quedando atrás por culpa de sus miedos.
Se preguntó si Kif se habría movido o seguir?a paralizado por sus miedos. Entonces, Kof record? las ocasiones
en que se había sentido más a gusto en el laberinto. Siempre habían sido estando en movimiento. Escribi? una
frase en la pared, sabiendo que era tanto un recordatorio para sí mismo c**o una señal por si su compa?ero Kif
se decidía a seguirlo:
?Avanzar en una dirección nueva ayuda a encontrar un nuevo queso?.
Kof mir? el oscuro corredor y fue consciente de su miedo. ¿Qué le esperaba ahí dentro? ¿Estaba Vacáo? O peor
aún: ?había peligros escondidos? Empez? a imaginar todo tipo de cosas aterradoras que podían ocurrirle. Cada
vez sentía más pavor.
Entonces se ri? de sí mismo. Comprendi? que lo único que hacían sus miedos era empeorar las cosas. Por
eso, hizo lo que hubiera hecho de no tener miedo: avanz? en una nueva dirección.
Cuando empez? a correr por el oscuro pasillo, una sonrisa se dibuj? en sus labios. Kof todavía no lo
comprendía, pero estaba descubriendo lo que alimentaba su alma. Se sentía libre y tenía confianza en lo que le
aguardaba, aunque no supiera exactamente qué era.
Para su sorpresa, vio que cada vez se lo pasaba mejor.
¿Por qué me siento tan bien?- se preguntó-. No tengo ni una pizca de queso ni sí hacia dónde voy.
No tard? en comprender por qué se sentía de aquel modo.
Y se entretuvo para escribir de nuevo en la pared:
¿Cuando dejas atrás el miedo, te sientes libre.?
Kof comprendi? que había sido prisionero de su propio miedo. Avanzar en una dirección nueva lo había liberado.
En ese momento notú la brisa que corr?a por aquella parte del laberinto y le pareció refrescante. Respir? hondo
unas cuantas veces y se sinti? revitalizado. Después de haber dejado atrás el miedo, todo resultú mucho más
agradable de lo que él había pensado que seráa.
Hacáa mucho tiempo que no se sentía de aquella manera. Casi había olvidado lo divertido que era.
Para que todo fuera aún mejor, Kof empez? a hacer un dibujo en su mente. Se veía con todo detalle y gran
realismo, sentado en medio de un montón de sus quesos favoritos, desde el cheddar hasta el brie. Se vio
comiendo de todos los quesos que le gustaban y disfrutú con lo que vio. Luego imagin? lo felic?simo que lo haréan
todos aquellos sabores.
Cuando más clara creía la imagen del nuevo queso, más real se volvía y más presentía que iba a encontrarlo.
Kof escribió de nuevo en la pared:
?Imaginarse disfrutando del queso nuevo antes incluso de encontrarlo conduce hacia el.?
¿Por qué no lo había hecho antes?, se preguntó.
Entonces, hech? a correr por el laberinto con más energ?a y agilidad. Al poco localiz? otra Central Quesera en
cuya puerta vio, con gran excitaci?n, unos pedacitos de un nuevo queso.
Vio tipos de quesos que no conocía pero que tenían un aspecto fantástico. Los probé y le parecieron deliciosos.
Comi? de casi todos y se guard? unos trozos en el bolsillo para más tarde y quiz? para compartirlos con su
amigo Kif. Empez? a recuperar las fuerzas.
Entr? en la Central Quesera muy excitado, pero, para su consternación, descubri? que estaba vacía. Allí ya
había estado alguien y sólo había dejado unos pedazos pequeños del nuevo queso.
Comprendi? que si se hubiera movido antes, con toda probabilidad, habría encontrado allí más cantidad de
queso.
Kof decidi? volver atrás y averiguar si Kif estaba dispuesto a acompañarlo.
Mientras desandaba el camino, se detuvo y escribió en la pared:
?Cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se encuentra el nuevo queso.?
Al cabo de un rato, Kof llegó a la Central Quesera Q y encontré allí a Kif. Le ofreci? unos pedazos de queso,
pero su amigo los rechaz?.
8
Kif le agradeci? el gesto, pero dijo:
-No creo que me guste ese nuevo queso.
No estoy acostumbrado a él. Yo quiero que me devuelvan mi queso, y no voy a cambiar de actitud hasta que
eso ocurra.
Kof sacudi? la cabeza decepcionado, y volvi? a salir solo. Mientras regresaba al punto más alejado del laberinto
al que había llegado, aunque echaba de menos a su amigo, le gustaba lo que iba descubriendo. Incluso antes de
encontrar lo que esperaba que fuese una gran reserva de queso nuevo, si es que llegaba a encontrarla, sabía que
no era sólo tener queso lo que le hacía sentirse feliz.
Se sentía feliz porque no lo dominaba el miedo y porque le gustaba lo que estaba haciendo en aquellos
momentos.
Al darse cuenta de ello, no se sinti? tan díbil c**o cuando estaba sin queso de saber que no permitía que el
miedo lo paralizase y que había tomado una nueva dirección le daba fuerzas.
En esos instantes supo que encontrar lo que necesitaba era sólo cuestión de tiempo. De hecho, ya había
encontrado lo que buscaba.
Sonri? y escribió en la pared:
¿Es más seguro buscar en el laberinto que quedarse de brazos cruzados sin queso.?
Kof advirti? de nuevo, c**o ya había hecho antes, que lo que nos da miedo nunca es tan malo c**o
imaginamos. El miedo que dejamos crecer en nuestra mente es peor que la situaci?n real.
Hab?a temido tanto no encontrar queso que ni siquiera se había atrevido a buscarlo. Sin embargo, desde que
había empezado el recorrido había encontrado queso suficiente para sobrevivir. Y esperaba encontrar más. Mirar
hacia delante era excitante.
Su antigua manera de pensar se había visto afectada en la posibilidad de no tener bastante queso o de que no
le durase el tiempo necesario. Sol?a pensar más en lo que podía ir mal que en lo que podía ir bien.
Pero eso había cambiado desde que dejé la Central Quesera Q.
Antes pensaba que el queso no debía moverse nunca de su sitio y que los cambios no eran buenos.
Ahora veía que era natural que se produjeran cambios constantes, tanto si uno los esperaba c**o si no. Los
cambios sólo podían sorprenderte si no los esperabas ni contabas con ellos.
Cuando advirti? que su sistema de creencias había cambiado, hizo una pausa para escribir en la pared:
?Las viejas creencias no conducen al nuevo queso.?
Kof todavía no había encontrado nada de queso, pero mientras corr?a por el laberinto pensá en lo que había
aprendido hasta entonces.
Advirti? que las nuevas creencias estimulaban conductas nuevas. Se estaba comportando de manera muy
distinta que cuando volvía día tras día a la misma Central Quesera vacía.
Supo que, al cambiar de creencias, había cambiado de forma de actuar.
Todo dependía de lo que decidiera creer. Escribi? de nuevo en la pared:
¿Cuando ves que puedes encontrar nuevo queso y disfrutar deél, cambias de trayectoria.?
Kof supo que, si hubiera aceptado antes el cambio y hubiese salido enseguida de la central Quesera Q, ahora
se encontrar?a mucho mejor. Se sentir?a más fuerte f?sica y mentalmente y habría afrontado mejor el reto de
buscar un nuevo queso. En realidad, si hubiera previsto el cambio, en vez de perder el tiempo negando que este
se había producido, probablemente ya habría encontrado lo que buscaba.
Hizo acopio de fuerzas y decidi? explorar las zonas más desconocidas del laberinto. Encontr? pedazos de
queso aquí y all?, y recuper? el ?nimo y la confianza en sí mismo.
Mientras pensaba en el camino que llevaba recorrido desde que había salido de la Central Quesera Q, se alegr?
de haber escrito frases en diversos puntos. Esperaba que esas frases le indicaran el camino a Kif si este decidía
salir en busca de queso.
Se detuvo y escribió en la pared lo que llevaba tiempo pensando:
¿Notar enseguida los pequeños cambios ayuda a adaptarse a los cambios mas grandes que están por
llegar.?
En esos momentos, Kof ya se había liberado del pasado y se estaba adaptando al futuro.
Avanz? por el laberinto con más energ?a y a mayor velocidad. Y al poco, lo que estaba esperando ocurrió.
Cuando ya le parec?a que llevaba toda la vida en el laberinto, su viaje (o al menos aquella parte del viaje) termin?
rápida y felizmente.
?Encontr? un nuevo queso en la Central Quesera N!
Al entrar, se quedé pasmado por lo que vio. ?Las montañas mas grandes de queso que hubiera visto jamás! No
los reconoci? todos, ya que algunos eran totalmente nuevos para él.
Por unos momentos se preguntó si aquello era real o sólo producto de su imaginación, pero entonces vio a Oli y
Corri.
Oli le dio la bienvenida con un movimiento de la cabeza, y Corri lo salud? con la pata. Sus abultadas barriguitas
indicaban que llevaban allí mucho tiempo.
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Kof les devolvi? el saludo y enseguida se puso a probar sus quesos favoritos. Se quitú las zapatillas y el
chandal y lo dobl? cuidadosamente, dejéndolo a su lado por si lo necesitaba de nuevo. Cuando hubo comido
hasta la saciedad, cogi? un pedazo del nuevo queso y lo alz? hacia el cielo en señal de brindis.
-¿Por el cambio!
Mientras saboreaba el nuevo queso, Kof pensá en todo lo que había aprendido.
Se percatú de que, mientras había tenido miedo del cambio, se había aferrado a la ilusión de un queso viejo que
ya no existía.
¿Qué lo había hecho cambiará ?Hab?a sido el miedo a morir de hambre?
Bueno, eso tambiénha contribuido, se dijo Kof.
Entonces se echo a re?r y se dio cuenta de que había empezado a cambiar cuando había aprendido a re?rse de
s? mismo y de lo mal que estaba actuando. Advirti? que la manera más rápida de cambiar es re?rse de la propia
estupidez. Después de hacerlo, uno ya es libre y puede seguir avanzando.
Supo que había aprendido algo muy ?til de Oli y Corri, sus amigos los ratones, sobre el hecho de avanzar. Los
ratones llevaban una vida simple. No analizaban en exceso ni complicaban demasiado las cosas. Cuando la
situaci?n cambio y el queso se movi? de sitio, ellos hicieron lo mismo. Kof prometió no olvidar eso.
Entonces utiliz? su maravilloso cerebro para hacer algo que las personitas pueden hacer mejor que los ratones.
Reflexion? sobre los errores cometidos en el pasado y los utiliz? para trazar un plan para su futuro. Supo que
uno podía aprender a convivir con el cambio.
Uno podía ser más consciente de la necesidad de conservar las cosas sencillas, ser más flexible y moverse
más deprisa.
No serv?a de nada complicar las cosas o confundirse a uno mismo con creencias que dan miedo.
Si uno advertía cuándo empezaban a producirse los cambios pequeños, estaráa más preparado para el gran
cambio que antes o después seguramente se producir?a.
Kof se dio cuenta de que era necesario adaptarse deprisa, porque si uno no lo hacía, tal vez no podría adaptarse
jamás.
Tuvo que admitir que el inhibidor más grande de los cambios está dentro de uno mismo y que las cosas no
mejoran para uno mientras uno no cambia.
Pero lo más importante de todo era que, cuando te quedabas sin el queso viejo, en otro lugar siempre había un
nuevo queso, aunque en el momento de la p?rdida no lo vieras. Y que te veías recompensado con ese queso
nuevo tan pronto c**o dejabas atrás los miedos y disfrutabas con la aventura de la b?squeda.
Supo que el miedo es algo que uno debe respetar, ya que te aparta del peligro verdadero, pero advirti? que casi
todos sus miedos eran irracionales y que lo habían apartado del cambio, cuando lo que el realmente necesitaba
era cambiar.
Cuando se produjo el cambio, no le había gustado, pero ahora comprendía que había sido una bendici?n, ya que
lo había llevado a encontrar un queso mejor.
Incluso había encontrado una parte mejor de sí mismo.
Mientras Kof pasaba revista a lo que había aprendido, se acord? de su amigo Kif. Se preguntó si habría leído
algunas de las frases que había escrito en las paredes de la central Quesera Q y del laberinto.
?Habráa decidido liberarse del miedo y salir de la quesera? ?Habráa entrado en el laberinto y descubierto que su
vida podía ser mejor?
Kof pensá en la posibilidad de volver a la Central Quesera Q y tratar de encontrar a Kif, suponiendo que diera
con el camino de vuelta hacia all?. Si encontraba a su amigo, tal vez podría enseñarle la manera de salir del apuro.
Pero después se dio cuenta de que ya había intentado que su amigo cambiara.
Kif tenía que encontrar su propio camino, prescindiendo de las comodidades y dejando los miedos atrás. Nadie
podía hacerlo porél, ni convencerlo de que lo hiciera. De una manera u otra, tenia que ver por sí mismo las
ventajas de cambiar.
Kof sabía que había dejado un buen rastro por el camino para que Kif lo siguiera. Lo único que este tenía que
hacer era leer las frases que él había escrito en la pared.
Se dirigi? hacia la pared más grande de la Central Quesera N y escribió un resumen de todo lo que había
aprendido. A continuación dibuj? un gran pedazo de queso alrededor de todos los pensamientos que se le habían
hecho evidentes, y sonri? al contemplar el conjunto.
El cambio es un hecho
El queso se mueve constantemente
Prev? el cambio
Permanece alerta a los movimientos del queso
Controla el cambio
Huele el queso a menudo para saber si se está enmoheciendo
Ad?ptate rápidamente al cambio
Cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se disfruta del nuevo
?Cambia!
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Mu?vete cuando se mueva el queso
?Disfruta del cambio!
Saborea la aventura y disfrutas del nuevo queso
Prep?rate para cambiar rápidamente y disfrutar otra vez
El queso se mueve constantemente
Kof advirti? lo lejos que había llegado desde que saliera de la Central Quesera Q en la que había dejado a Kif, pero
supo que le seráa fácil cometer el mismo error si no estaba atento. Así pues, todos los días inspeccionaba la
Central Quesera N para saber en qué estado se encontraba el queso. Iba a hacer todo lo posible para impedir que
el cambio lo pillase desprevenido.
A?n quedaba mucho queso, pero Kof salía a menudo al laberinto y exploraba nuevas zonas para estar en
contacto con lo que ocurr?a a su alrededor. Advertía que era más seguro estar al corriente de sus posibilidades
reales que aislarse en su zona segura y confortable.
De pronto le pareció o?r ruido de movimientos en el laberinto. El ruido era cada vez más fuerte, y advirti? que se
acercaba alguien.
?Seria Kif? ¿Estaráa a punto de doblar la esquina?
Kof rez? una oración y esperé, c**o tantas veces había hecho, que su amigo finalmente hubiese sido capaz
de...
?Moverse con el queso y disfrutarlo!
EL DEBATE
Ese mismo día mas tarde
Cuando Michael termin? de contar el cuento, mir? a su alrededor y vio que sus antiguos compa?eros de clase
sonre?an.
Algunos le dieron las gracias y dijeron que les había sido de gran utilidad.
-¿Y si nos encontréramos más tarde y lo comentúramos? ? propuso Nathan.
A todos les pareció bien la idea, y quedaron para tomar algo juntos antes de cenar.
Esa noche, se reunieron en el bar de un hotel y empezaron a bromear con la idea de buscar su ?queso? y verse
metidos en el laberinto.
-Entonces, ¿qué personaje del cuento seráis? ?Oli, Corri, Kif o Kof? ? preguntó ?ngela a todo el grupo.
-Bueno, esta tarde he estado pensando en ello ? respondi? ? Carlos-. Y he recordado que, antes de tener la
tienda de artúculos deportivos, sufr? un duro encuentro con el cambio. No fui Oli, porque no me ol? y no vi cambio
desde el principio. Y tampoco fui Corri, porque no emprend? una acci?n de inmediato.
Creo que fui más c**o Kif: quería quedarme en el territorio conocido. La verdad es que no quería afrontar el
cambio. Ni siquiera quería verlo.
Michael, que tenía la sensaci?n de que apenas había pasado tiempo desde que Carlos y él fueran amigos tan
amigos en el instituto, le preguntó:
-?A qué te referís Carlos?
-A un cambio inesperado de trabajo ? respondi? este.
-?Te despidieron? ? preguntó Michael soltando una carcajada.
-Bueno, digamos que no quería salir en busca de nuevo queso. Ten?a buenas razones para creer que no se
producir?a ningún cambio. Por eso, cuando este se produjo me afectú muchísimo.
Algunos compa?eros de clase, que habían estado callados desde el principio, se sintieron más cómodos y
empezaron a contar sus experiencias, entre ellos Frankl, que se había hecho militar.
-Kif me recuerda a un amigo mío ? comentú-. Su departamento iba a desaparecer, pero él se negaba a verlo.
Todos los días despedían a personal de su secci?n. Todo el mundo le hablaba de las grandes oportunidades que
había en la empresa para los que querían ser flexibles, pero él no creía que debiera cambiar. Fue el único al que le
sorprendi? la desaparici?n del departamento. Ahora le está costando mucho adaptarse al cambio que, segúnél,
no tenía que haberse producido.
-Yo tambiénera de las que creían que eso no iba a pasarme a mí ? dijo Jessica-, pero lo cierto es que mi
?queso? se ha movido, y más de una vez.
Todos rieron excepto Nathan.
-Tal vez ese sea el meollo del asunto ? dijo este último -. Todos estamos expuestos al cambio. Me hubiese
gustado que mi familia y yo hubi?ramos escuchado antes este cuento. Por desgracia, no quisimos ver los
cambios que se iban a producir en nuestro negocio, y ahora ya es demasiado tarde. Hemos tenido que cerrar
varias tiendas.
Aquello sorprendi? a sus amigos, ya que creían que Nathan tenia la suerte de ser el propietario de una empresa
segura con la que siempre podría contar.
-¿Qué ocurrió? ? quiso saber Jessica.
11
-De pronto, cuando montaron en la ciudad un hipermercado, con sus enormes existencias y sus bajos precios,
nuestra cadena de pequeñas tiendas quedé obsoleta. No pudimos competir con esa gran superficie. Ahora veo
que, en vez de reaccionar c**o Oli y Corri, reaccionamos c**o Kif. Nos quedamos donde estébamos y no
cambiamos. Intentamos no hacer caso de lo que ocurr?a, y ahora tenemos problemas. Kof habría podido
enseñarnos un par de lecciones.
Laura, que en la actualidad era una importante mujer de negocios, había escuchado con atenci?n y decidi?
finalmente intervenir en la conversaci?n.
-Esta tarde, yo tambiénhe estado pensando en el cuento que nos ha narrado Michael ? dijo -. Me he
preguntado qué tengo que hacer para parecerme más a Kof y ver cuáles son mis errores; re?rme de mí misma;
cambiar y hacer mejor las cosas. Me gustaría saber una cosa. ?A cuántos de vosotros os da miedo el cambio?
Nadie respondi?, por lo cual Laura sugiri?:
-Que levante la mano quien tenga miedo al cambio.
Solo se alz? una.
-Bueno, parece que al menos hay una persona sincera en el grupo ? prosigui? Laura -. Tal vez os guste más la
pregunta siguiente: ?cuántos de los que estéis aquí pensáis que los demás tienen miedo del cambio? ? Todos
levantaron la mano y luego se echaron a re?r.
-Bien, ?y esto que significa?
- Significa negaci?n ? respondi? Natahan.
-A veces ni siquiera somos conscientes de que tenemos miedo ? admiti? Michael -. Yo no sabía que lo tenía.
La primera vez que o? el cuento, lo que más me gusted fue la pregunta: ¿Qué haréas si no tuvieses miedo?
-Lo que yo he sacado en claro del cuento ? intervino Jessica ? es que los cambios se producen tanto si me
dan miedo c**o si me gustan.
Recuerdo que, hace unos años, cuando mi empresa vendía enciclopedias, una persona intentú convencernos de
que teníamos que editar nuestra enciclopedia en CD y venderla mucho más barata. El coste seráa menor, y
mucha más gente podría permitirse comprarla, pero todos nos resistimos a ello.
-? Por qué esa resistencia? -quiso saber Nathan.
-Porque creíamos que la columna vertebral del negocio era la red de vendedores, las personas que vendían
puerta a puerta. Mantener esa red de vendedores dependía de elevadas comisiones que estos cobraban por
colocar en el mercado un producto caro. Llev?bamos mucho tiempo funcionando así y pensábamos que podía
durar siempre.
-Ese era vuestro ?queso? - dijo Nathan.
-Sí, y queríamos aferrarnos a él.
-Pens?ndolo ahora, de forma retrospectiva, veo que no se tratú sólo de que nos movieran el queso, sino de que
el ?queso? tiene vida propia y, al final, se acaba. Y lo que ocurrió fue que nosotros no cambiamos, pero un
competidor sí lo hizo y nuestras ventas cayeron en picada. Hemos pasado una época muy difícil. Ahora va a
producirse otro gran cambio en la industria, y en la empresa nadie quiere afrontarlo. No me gusta, es posible que
pronto me quede sin trabajo.
-?Pues tendrás que salir del laberinto! ? dijo Carlos. Los demás rieron, Jessica incluida.
Carlos se volvi? hacia ella y le dijo:
-Es importante ser capaz de re?rse de uno mismo.
-Eso es lo que más me ha impactado del cuento ? terci? Frank -. Yo me tomo demasiado en serio. Kof pudo
cambiar a partir del momento en que fue capaz de re?rse de si mismo y de lo que estaba haciendo.
-?Creíis que Kif llega a cambiar y sale a buscar queso nuevo? ? preguntó ?ngela.
-Yo creo que sí ? respondi? Elaine.
-Pues yo creo que no ? dijo Cory -. Hay personas que nunca cambian y pagan un precio muy alto por ello. En
mi práctica mídica veo a gente c**o Kif. Creen que tienen derecho a su ?queso? . Cuando el queso se mueve, se
sienten victimas y culpan a los demás. Se ponen enfermas con más frecuencia que las personas que superan los
miedos y siguen avanzando.
-Me parece ? dijo Nathan, en voz muy baja, c**o si hablara consigo mismo ? que la cuestión es: ?De qué
debemos prescindir y qué debemos seguir buscando?
Transcurrieron unos minutos sin que nadie dijera nada.
-Tengo que admitir ? intervino finalmente Nathan ? que había visto lo que estaba ocurriendo en otras partes del
país, pero esperaba que a nosotros no nos afectar?a. Supongo que es mucho mejor iniciar el cambio mientras uno
todavía puede intentar reaccionar y adaptarse a él. Tal vez deberíamos mover cada uno nuestro propio queso.
-¿Qué quieres decir? ? pregunto Frank
-No puedo dejar de preguntarme dónde estaráamos hoy si hubi?semos vendido los terrenos de nuestras
pequeñas tiendas y hubi?semos construido una gran superficie comercial para competir con las mejores del
sector ? repuso Nathan.
-Tal vez sea ese el significado de lo que Kof escribió en la pared ? dijo Laura -. Saborea la aventura y mu?vete
cuando se mueva el queso.
12
-Yo creo que algunas cosas no deberían cambiar ? terci? Frank -. Por ejemplo, yo quiero aferrarme a mis
valores básicos. Sin embargo, ahora veo que habría sido mejor para mí si hubiese empezado mucho antes a
moverme cuando lo hizo el ?queso?.
-Michael, la historia del queso es muy interesante ? comentú Richard, el esc?ptico de la clase -, pero ¿Cómo
la aplicaste en el caso concreto de tu empresa?
El grupo todavía no lo sabía, pero Richard se estaba enfrentando a algunos cambios. Hacáa poco que se había
separado de su mujer, y en esos momentos intentaba equilibrar su carrera profesional con la crianza de sus hijos
adolescentes.
-Ver?is, yo pensaba que mi misi?n era ir resolviendo los problemas cotidianos a medida que surg?an, cuando,
en vez de eso, tendría que haber mirado hacia el futuro al tiempo que prestaba atenci?n a la dirección que
estúbamos tomando ? replico Michael -. Y s?, claro que me dediqué a solucionar problemas, las veinticuatro horas
del día. La situaci?n no era en absoluto divertida. Viv?a en un mundo de competencia inexorable y no podía salirme
de él.
Sin embargo después de escuchar ?¿Quién se ha llevado mi queso?? y ver cómo cambia Kof, advertú que mi
misi?n era dibujar una imagen del ?nuevo queso?. Y conseguir que esa imagen fuera tan clara y realista que tanto
yo c**o las personas con las que trabajaba pudi?ramos disfrutar del cambio y triunfar juntos.
-Es muy interesante ? comentú ?ngela -. porque, para mi, el punto culminante de la historia es cuando Kof
deja atrás sus miedos y se visualiza encontrando el ?nuevo queso?. Entonces, correr por el laberinto le da menos
miedo y disfruta haci?ndolo. Y finalmente, encuentra algo mejor.
Richard, que había permanecido con el entrecejo fruncido durante toda la conversaci?n, comentú:
-Mi jefa no cesa de decirme que la empresa debe cambiar. Creo que lo que en realidad me está diciendo es
que yo debo cambiar, pero yo me niego a hacerle caso. Creo que nunca he sabido cuál es el ?nuevo queso?
hacia el que quiere que me mueva. Ni tampoco en qué va a beneficiarme ese cambio.
Tengo que admitir que me gusta la idea de visualizar un ?nuevo queso? e imaginarse a uno mismo disfrutando de
?l ? dijo Richard con una leve sonrisa -. Eso lo ilumina todo. Atenía los miedos y hace que te sientas más
interesado en contribuir a que se produzca el cambio. Tal vez pueda utilizar esta historia en casa ? añadi? -. Al
parecer, mis hijos creen que en su vida no debería cambiar nada. Están enfadados. Supongo que tienen miedo de
lo que les depara el futuro. Tal vez no he hecho un dibujo realista para ellos del ?nuevo queso?. Probablemente
porque ni yo mismo lo he visto todavía.
El grupo permaneci? unos instantes en silencio y algunos de sus miembros pensaron en su vida familiar.
-Bueno ? intervino Elaine -, aquí casi todo el mundo ha hablado del trabajo, pero a mí la historia me ha hecho
pensar en mi vida privada. Creo que mi relaci?n actual es ?queso viejo?, y está realmente enmohecido.
-A mí me pasa lo mismo - dijo Cory ri?ndose -. Supongo que tengo que liberarme de una relaci?n negativa.
-O quizás el ?queso viejo? sea simplemente las actitudes viejas ? replic? ?ngela -. De lo que verdaderamente
tenemos que liberarnos es de la conducta que sigue propiciando relaciones negativas. Y a partir de aquí, avanzar
hacia una manera mejor de pensar y de actuar.
-¡Claro! ? exclam? Cory -. ¿Tienes toda la razón! El nuevo queso es una relaci?n nueva con la misma persona.
-Empiezo a pensar que esta historia tiene muchas más lecturas de las que en un principio creía ? dijo Richard
-. Me gusta la idea de liberarse de una conducta vieja en vez de hacerlo de la relaci?n. Repetir la misma conducta
daré siempre los mismos resultados.
En vez de cambiar de trabajo, tal vez yo podría ser una de las personas que ayuden a la empresa a cambiar.
Si lo hubiera hecho, a buen seguro que ahora tendría un empleo mucho mejor.
Entonces Becky, que viv?a en otra ciudad pero había vuelto a la suya para la reunión, dijo:
-Mientras escuchaba el cuento y vuestros comentarios, he tenido que re?rme de mí misma. He sido c**o Kif
durante mucho tiempo, siempre dudando y vacilando con miedo a cambiar. No me había dado cuenta de que a
casi todos nos pasa lo mismo. Me temo que he transmitido a mis hijos esa manera de actuar sin saberlo siquiera.
Si ahora pienso en ello, veo que los cambios te llevan a un lugar nuevo y mejor, aunque cuando se producen
temes que no sea así.
Recuerdo cuando nuestro hijo estaba estudiando el segundo curso en la universidad. Debido al trabajo de mi
marido, tuvimos que dejar Illinois y establecernos en Vermont. Nuestro hijo estaba muy triste por tener que dejar a
sus amigos. Además, era una estrella en nataci?n y en Vermont no había equipo de ese deporte. Se enfad? con
nosotros y nos culp? del traslado.
Pero, al final, se enamor? de las montañas de Vermont, aprendi? a esquiar, esqui? con el equipo de la
universidad y ahora vive feliz en Colorado. Si hubi?semos escuchado todos juntos el cuento del queso, mi familia
se habría ahorrado muchas tensiones.
-Cuando llegue a casa ? dijo Jessica -, se lo contaré a los míos y les preguntar? a mis hijos si creen que soy
Oli, Corri, Kif o Kof, y Quién creen que son ellos. Podr?amos hablar de lo que pensamos que es queso viejo en
nuestra familia y de cuál podría ser el nuevo queso.
-Es una buena idea ? intervino Richard.
13
-Me parece que voy a ser más c**o Kof: me moveré cuando se mueva el queso y disfrutar? de él ? comentú
Frank -. Y voy a contarles esta historia a mis amigos, que están preocupados porque tienen que dejar el Ej?rcito y
por lo que el cambio supondré para ellos. Seguro que provoca interesantes discusiones.
-Sí, así fue tal c**o mejoramos la empresa ? dijo Michael -. Nos reunimos varias veces para discutir qué
habíamos sacado en claro de la historia del queso y para decidir cómo podíamos aplicarla a nuestra situaci?n
concreta. Estuvo muy bien porque pudimos utilizar un lenguaje que resultaba divertido para hablar del cambio.
En realidad, resultú muy efectivo. Sobre todo cuando lo divulgamos por toda la empresa.
-¿Y eso? ? quiso saber Nathan.
-Cuanto más nos bajébamos en la escala jer?rquica de la organizaci?n, encontrébamos a más personas que
se sentían con menos poder. Era comprensible que el cambio les diera mucho miedo, ya que consideraban que
se les imponía desde arriba. Por eso se resistían a él. Dicho en pocas palabras: cuando el cambio se impone, la
gente se opone. Lo único que me queda por decir es que ojalá hubiera conocido antes este cuento.
-¿Por qué? ? preguntó Carlos
-Porque ? prosigui? Michael - cuando nos dispusimos a cambiar, la empresa había llegado a un punto tal que
tuvimos que prescindir de muchos empleados, entre ellos algunos amigos. Fue muy duro para todos. Sin
embargo, prácticamente todo el mundo, los que se quedaron y los que se marcharon, dijo que el cuento del queso
le había ayudado a ver las cosas de otro modo y a adaptarse mejor a ellas. Los que tuvieron que buscar un nuevo
empleo dijeron que al principio les resultú muy duro, pero que recordar la historia les fue de gran ayuda.
-¿Qué fue lo que más los ayud?? ? replic? Michael -, me dijeron que lo mejor fue advertir que el mundo estaba
lleno de nuevo queso esperando que alguien lo encontrara. Que formarse una imagen mental del nuevo queso
hacía que se sintieran mejor; en las entrevistas de trabajo tenían más confianza en sí mismos, y algunos
encontraron un trabajo mejor.
-¿Y aquellos que se quedaron en tu empresa? ? pregunto Laura.
-Pues en vez de quejarse de los cambios que estaban produci?ndose ? respondi? Michael -, decían: Nos han
movido el queso. Vamos a buscar uno nuevo. De ese modo ahorramos mucho tiempo y redujimos las tensiones.
Al poco, las personas que se habían resistido al cambio empezaron a verle las ventajas e incluso colaboraron en
la tarea de llevarlo a cabo.
-¿Por qué crees que ocurrió? ? dijo Cory.
-Creo que en gran parte se debi? a la presi?n que pueden ejercer los compa?eros en una empresa.
-¿Qué ocurre en casi todas las empresas cuando es la dirección la que anuncia el cambio? ¿Qué opina la
gente del cambio? ¿Que es una buena idea o una mala idea?
-Una mala idea ? respondi? Frank
-Si ? convino Michael -. ¿Por qué?
-Porque la gente quiere que las cosas sean siempre igual y cree que el cambio le perjudicar? ? dijo Carlos -.
Cuando una persona lista dice que cambiar es mala idea, las demás dicen lo mismo.
-Sí, tal vez no piensen lo mismo ? añadi? Michael -, pero se muestran de acuerdo para parecer listas. Ese es
el tipo de presi?n que se da entre compa?eros y que combate los cambios en cualquier empresa.
-En las familias puede ocurrir lo mismo entre padres e hijos ? intervino Becky -. Y luego preguntó: ?Fueron
muy distintas las cosas cuando la gente ley? el cuento del queso?
-Cambiaron de inmediato, porque nadie quería parecerse a Kif ?contestú Michael simplemente.
Todos rieron, incluido Nathan, que dijo:
-Ese es un punto interesante. En mi familia nadie querr? parecerse a Kif. Es posible incluso que cambien. ¿Por
qué no nos contaste esta historia en la reunión anterior? Estoy convencido de que puede funcionar.
-Cuando vimos lo bien que nos había funcionado a nosotros ? dijo Michael -, les pasamos la historia a algunas
personas con las que queríamos hacer negocio porque sabíamos que en sus empresas tambiénestaban
produci?ndose cambios. Les sugerimos que nosotros podíamos ser su ?nuevo queso?, es decir, unos socios
mejores con los que triunfar juntos.
Eso le dio algunas ideas a Jessica y le record? que tenía que hacer unas llamadas para unas ventas a primera
hora de la mañana. Consultú el reloj y dijo:
-Bueno, es el momento de que me vaya de esta Central Quesera en busca de nuevo queso.
Todos se echaron a re?r y se despidieron. Muchos querían seguir conversando, pero tenían que marcharse. Al
hacerlo, volvieron a agradecerle a Michael que les hubiera contado el cuento.
-Me alegro mucho de que lo hay?is encontrado tan ?til ? les dijo él ? y espero que pronto teng?is la
oportunidad de compartirlo con otros.
FIN

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SIRENA64 - Jefa de cocina

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por SIRENA64 » 22 Ene 2007 14:52

esperando a ke mi marido me sake las firma eletronica para poder formatear ya el portatil. por lo demas refriada y media familia tambien

y tu?
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Tori21 - Subjefa/e de cocina

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por Tori21 » 22 Ene 2007 15:40
ESTO PARECE UN MASTER EMPRESARIAL, ES UN CANTO A LA FLEXIBILIDAD
LABORAL, MUY UTIL
Última edición por
Tori21 el 06 Jun 2007 01:36, editado 1 vez en total.
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SIRENA64 - Jefa de cocina

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por SIRENA64 » 23 Ene 2007 13:02
EL NI?O
Hab?a una vez un niño que llegó llorando a su casa, entro en la cocina donde su madre, atareada, preparaba la comida, esperando que esta le hiciese caso. Pero c**o su madre se dio cuenta, por el tono del llanto, que el chico buscaba la atenci?n, por encima de cualquier otra cosa, le preguntó, sin parar en sus quehaceres:
--¿Qué tripa se te ha roto ahora?
Elevando el tono de su llanto salió de la cocina y se acerco al baño, donde su papa ba?aba a su hermanita pequeña. El padre frunci? el ce?o y entorn? la puerta dejéndolo fuera. El niño cortú su llanto en seco y se dejé caer de culo en el frío suelo del pasillo. Ahora nadie le o?a pero por su rostro empezaron a resbalar verdaderos lagrimones.
Cuando el muchacho, tras llorar unos minutos, se creía más solo que nunca, unas manos temblorosas le ayudaron a ponerse en pie.
--¿Por qué lloras pequeño? ?Son? con ternura la voz del abuelo--.
--Nadie me quiereélogró decir entre sollozos el pequeño--.
El abuelo bes? en la frente a su nieto.
--?Pobrecito que nadie lo quiere!
Ya no sollozaba, pero sus labios sobresalían de su cara en un besito de enfado mientras sus cejas apuntaban, c**o una flecha hacia su nariz. El abuelo esboz? una sonrisa p?cara al tiempo que cosquilleaba el castado del muchacho.
--?Abuelo!, que estoy enfadado.
--¿Por qué estas enfadado?
--No me acuerdo.
El abuelo ri? abriendo mucho la boca y tirando la cabeza hacia atrás dram?ticamente. El chico estaba sorprendido por aquella hilaridad que se le contagiaba poco a poco. Y cuando el muchacho estuvo en su sinton?a así le hablo el abuelo:
?Hab?a una vez un niño que llegó llorando a su casa porque el mundo no era c**o él quería y quiso que su mama lo supiera? pero ella ya lo sabía y el niño lloro más. Luego quiso que su padre lo supiera, pero él tambiénlo sabía. Y el niño se sinti? solo, se sinti? infinitamente solo, sin darse cuenta que el mundo no es c**o uno pretende que sea??
--?Abuelo?
--?Qué?
--?El mundo es c**o tú quieres?
Lejos de molestarse por que el niño cortara su historia el abuelo sonri?.
--No, cariño. Pero para mí ya no tiene importancia.
--¿Por qué?
--Porque el mundo no es c**o quiere nadie, pero no tenemos otro y solo podemos esperar que sea el mejor mundo posible para todos.
--Pero papá y mam??
El abuelo no dejo continuar a su nieto. Se puso el dedo en los labios en señal de silencio y frunci? el ce?o en un aparente enfado delatado por una mal disimulada sonrisa.
--Tu padre y tu madre están atareados intentando hacer un mundo mejor para ti y tu hermanita. Ellos trabajan para satisfacer todas las necesidades de la familia c**o un día tendrás que hacerlo tú.
--No lo entiendo.
--¿Qué es lo que no entiendes?
--¿Cómo pueden querer lo mejor para mí y no jugar conmigo?
Al llegar a este punto el abuelo intentú explicar a su nieto, de muchas maneras y con muchos ejemplos, lo que ya le había contado y, una vez tras otra, el niño se negaba entender lo que el hombre le decía hasta terminar díndose por vencido. Entonces record? la frase que le decía siempre su esposa: ?Nadie entiende lo que no le conviene?.

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Tori21 - Subjefa/e de cocina

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por Tori21 » 23 Ene 2007 13:18
SIRENITA, ME A GUSTADO MUCHO
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Tori21 el 06 Jun 2007 01:37, editado 1 vez en total.
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SIRENA64 - Jefa de cocina

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por SIRENA64 » 23 Ene 2007 14:04

tori no es una INDIRECTA,solo es un cuento

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Tori21 - Subjefa/e de cocina

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Mensaje
por Tori21 » 23 Ene 2007 14:17
AYER NO ESTABAS NO TE VI,
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Tori21 el 06 Jun 2007 01:38, editado 1 vez en total.
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SIRENA64 - Jefa de cocina

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por SIRENA64 » 23 Ene 2007 14:43
estube en cadiz ya hay ambiente d carnaval, fuimos a llevar a mi hijo el chico al centro de alto rendimiento y nos kedamos todo el dia en cadiz paseando y comiendo su pescado frito

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