Hace unos años una tarde llamaron a mi puerta, y abr?. c**o no pasaba tanta cosa rara c**o ahora, pues no se tenían muchas precauciones a la hora de abrirla.
Me encontraba en mi casa con mis dos hijas que tenían 3 y 4 años.
Cuando abro me encuentro a un chico muy bien plantao, muy educado, y me dice que viene de parte del ministerio de salud.
?ste fue el diólogo:
Joven.- Buenas tardes señora
Yo.- Buenas, ¿qué desea?
J.- vi? usted anoche la televisi?n
Y.- Pues no, estaba muy ocupada
J.- ¿entonces no oy? usted lo del virus?
Y.-¿Qué virus?

J.- Pues un virus que se ha detectado en la zona norte de Madrid y que ataca los genitales de las mujeres. ¿No lo oy??
Y.- Pues no, pero de ser así, yo lo sabr?a porque mi marido pertenece al servicio médico y seráan los primeros en haberse enterado.
J.- Claro, pero c**o no se quiere alarmar excesivamente a la poblaci?n, hasta anoche no se dijo claro lo que pasaba.
Y.-?Y...?

J.- Pues que la facultad de ginecolog?a nos ha mandado a los estudiantes que estamos en el último año de la carrera para que hagamos reconocimientos domiciliarios, y c**o veo que tiene dos niñas, tambiénlas voy a reconocer a ellas
Y.-¿Quiere por favor repetirme lo que me ha dicho? Creo que no le he entendido bien

J.- Claro, que voy a pasar para hacerle un reconocimiento de los genitales, pero no se preocupe que es gratuito.
Aquí tengo que decir que se me despertaron todas las alarmas, y no era cuestión de echarlo a patadas, porque tenía más fuerza que yo, y estaban además mis dos niñas conmigo. Empec? a pensar que estaba tratando con un sic?pata y que tenía que actuar de otra forma.
Y.- Yo no tengo inconveniente, pero si le parece bien, puesto que falta una hora para que venga mi marido, haga por ahí otras cosas y vuelva entonces, se lo explica bien a él y ya esté. Incluso el reconocimiento me lo puede hacer mi marido si usted no tiene inconveniente.
J.-Señora, no ir? usted a desconfiar de mí
Y.- Calle por Dios, qué cosas tiene usted

J.-Su marido no le podría hacer nunca el reconocimiento que yo le haréa.

Y.-No lo dudo, pero prefiero esperar, no vaya a ser que cuando vuelva y se lo cuente, se enfade
J.-Mire señora, vengo de hacerle el reconocimiento a su vecina, y a la del tercero la he dejado lista en diez minutos y ha quedado tan contenta.
Y.- Yo no dudo de su profesionalidad, pero prefiero esperar.
Consegu? que se marchara, pero sin darlo a entender por las niñas estaba cagada.
Nada más marcharse, me llama mi vecina y me dice: Carmen, que estaba detr?s de la puerta por si se te ocurr?a dejarlo entrar, que mira lo que me ha pasado: Estaba esperando que viniera un señor de la farmacia a mirarle los piojos a las crías, y llega éste y me dice que ven?a a hacernos un reconocimiento, y crey?ndome que era eso, ya no he o?do más y le he dicho que pasara, y en en sal?n me dice: "T?mbese usted en el sofá" Y ya he empezado a ver que en vez de a la cabeza iba a otro sitio y me he levantado, he cogido una escoba y lo he echado a la calle.
Bueno, pues sólo deciros, que se hizo el individuo varias calles, que muchas mujeres (había menos información que ahora) se dejaron "reconocer", que otras por vergüenza no lo reconocieron y salió incluso en el peri?dico el caso. Al individuo lo detuvieron.