
Le decía a ella en otro post que me recordaron unas que comía de niña y c**o es una historia bonita os la voy a contar.
Mi padre tenía una ahijada de Luanco que le regalaba el domingo de Ramos, la palma y unes mara?ueles caseras. Eran buenísimas, pero lo curioso es el por qué mi padre llegó a ser el padrino de una niña a cuyos padres no conocía de nada.
Pues empiezo: mi padre era ATS (entonces se llamaban practicantes) de un hospital pequeñito de Avil?s. Hablo de los años 60, entonces el único hospital de la Seguridad Social estaba en Oviedo, Avil?s tenía uno pequeño privado, pero concertado con la SS. Total que una noche que mi padre estaba de guardia, ingresa una señora embarazada de 5 meses (s? cinco meses), con dolores de parto. Nace una niña, os podeis imaginar que diminuta, pero viva. c**o no se creía fuese a sobrevivir y en aquella época se creía que los niños bautizados iban a Limbo y no al cielo y eso no se podía permitir, llaman al capell?n (que viv?a en el mismo hospital) para que la bautice y se echa mano de la matrona y el practicante de guardia c**o padrinos. Terminada la ceremonia ultrarrápida, la niña es metida en una incubadora, pero sin esperanza alguna de que sobreviviera.
Pues bien, esa niña sobrevivi? y mi padre y la matrona aquella, ejercieron de padrinos hasta que se c así, c**o manda la tradición. Mi padre siempre lo cuenta c**o un milagro, porque, si ya es difícil que sobreviva un beb? en esas circunstancias hoy en día, imaginaros hace casi 40 años...
A mí me gusta esta historia de esperanza y final feliz y quise compartirla con vosotras.
