Me alegro mucho.
Ahora, paciencia y calma, porque estos meses serán pesaditos.
Pero, por lo menos, estéis en vuestra casa.
En un hospital se está muy bien cuidado y atendido, pero no puedes evitar estar todo el día viendo desgracias, gente que se muere en tu misma planta, heridos, penas... y, aunque no veas nada, ya solamente el ambiente te recuerda que estés enfermo. En tu casa tienes tus cosas, tus aficiones, tu sitio, y podrá estar mucho más a gusto.
Poquito a poco.
Mucha fuerza y mucho ?nimo. Y tú, descansa, que te haré mucha falta.