Pero era inminente, yo lo notaba, me dol?a bastante y me costaba andar más allí de una manzana de mi casa.
El día 18 expuls? el tap?n mucoso: para que sepaís a qué me refiero, os diré que es una barrera que separa la bolsa de líquido amni?tico, donde se encuentra el feto, de la salida vaginal. Esta barrera protege al feto de infecciones y cosas así. Expulsarlo es un indicativo de que el parto se acerca, pero no quiere decir que sea inminente, aún puede tardar hasta una semana. Al día siguiente, el 19, me vio mi ginec?logo y me program? la cesárea para el mi?rcoles 27, pero me avisó de que si romp?a aguas (eso sí que es aviso de que el beb? ya sale), me dirigiera a la maternidad y que me ingresar?a antes de esa fecha, pero que tambiénseráa cesárea. En fin, que no me libraba del tajazo en la barriga, ya ni se le daba pi? a la naturaleza a actuar. Mucha gente me dice: "mejor, así es más cómodo y rápido" pero a mí eso no me convence, yo quería haber parido por el cauce normal ?Odio la anestesia epidural (de la cintura para abajo)!. Y ahora tengo un costur?n con 12 grapas en el vientre que da miedo verlo. También es verdad que no me haréa ninguna gracia tener un costur?n en la vagina, ya que, en un parto normal, te la suelen "rebanar" limpiamente para que el niño salgan sin reventones. Perd?n que sea tan descriptiva, pero es que necesito explicarlo porque me resulta asombroso el gran desconocimiento general que hay sobre este tema, que muchos consideran tab?, y que sólo parecemos conocer quienes lo sufrimos.
Pero mi cuerpo ya lo tenía decidido y el pasado mi?rcoles 20 al acostarme para tomar una siestita, pues apenas podía ni caminar por el pasillo de casa sin que me doliera, notú que romp?a aguas, o sea, que se me romp?a la bolsa donde mi niña estaba metida, expulsando parte del líquido amni?tico (el "agua") que la tenía protegida. Menos mal que una buena compresa evitú el desastre que hubiera sido que eso se derramara sobre mi cama y colch?n. Así que yo solita pill? un taxi y me fui al materno. Me miraron y el ginec?logo me confirm? la rotura y la necesidad de cesárea esa misma tarde. Pero él no se sinti? capaz de operarme, pues se había tomado unas pastillas para el dolor de una pierna que tiene con gota (ya se sabe que los médicos practican la vida sana) y se notaba muy atontado, además de encontrarse mal, así que me operaron un y una colega suyos.
La cesárea fue a ritmo de M80. Recuerdo que en el momento que me sacaron a la pequeña Celia estaba sonando "It's a kind of Magic" de Queen. M?sica de Terence Trent Darby (Delicate) y de los habituales de esa cadena de radio son? para tranquilizarme, me hacía sentir un poquito más en casa. Además, para incrementar esa sensaci?n, el anestesista resultú ser el padre de una compa?era mía del colegio, que además está casada con un primo carnal mío, así que me conocía a mí y a mis padres, pues su consuegro es hermano de mi padre y mi padrino también(?os he liado?).
Y por fin o? el llanto de Celia. Es muy chiquitina, pes? 2500 gramos al nacer, pero la fuerza de sus pulmones desafiaba a la de Freddy Mercury con ?xito. Cuando la vi estaba preciosa, aún un poco sucia, pero muy sonrosadita. Le dí un beso y enseguida se la llevaron para explorarla, pero creo que siempre recordaré lo que sentú al rozar su piel con mis labios. Cuando viera a Marina, mi otra hija, por primera vez estaba tan morada-gris?cea que me asusted, pero parece ser que eso es normal. En cambio, Celia parec?a una rosita, con su nariz chatita aún emborronada por la grasa de estar en mi interior.
Después, todo se me hizo eterno hasta que me cerraron, me cosieron y graparon, me tuvieron una hora en observaci?n y pude ver a mi marido, que estaba muy emocionado. Y desde esa hasta que pude tener a la niña en brazos pasó otra eternidad.
En cuanto la va, a eso de las 9-10 de la noche, la puse al pecho, pues pienso darle de mamar, al menos durante 6 meses. Y ella se enganch? rápidamente chupando con gusto el calostro (es la primera leche que te sale, que no es realmente leche, sino un líquido amarillo que está lleno de vitaminas y anticuerpos para el beb?) que le sabía y le ol?a a mam?.
Y así fue todo, más o menos. Luego quedé ingresada 5 días en el hospital, recibiendo las visitas y opiniones de rigor: que si se parece a menganito o a fulanita, que si tiene una mancha en la nariz y la frente, que si es muy pequeñita, que si es buena o es mala, que si no come lo suficiente, que si mi leche no es buena ni suficiente (este es el típico comentario de nuestras madres, ahora abuelas), que si la hermana se cela, que si tal y cual... estaba deseando volver a casa.
Y aquí estoy, en casa, con todo revuelto y cosas por encima de los sofás, pero más a gusto que all?. Ahora no me dejan hacer nada aún: no puedo cargar pesos, no puedo coger a Marinita en brazos, no puedo dar paseos largos ni pasar la fregona, pero al menos, mientras las niñas duermen, puedo contaros esto con cierto detenimiento.
Por cierto, que si os llama la atenci?n saber cómo se lo ha tomado Marinita al ver una nueva inquilina en casa, yo creo que muy bien. Ella le llama "nen?" (c**o a casi todos los niños) y la acaricia con sus manos un tanto torpes y brutas. La mira y le sonr?e y luego pasa y se pone a jugar a lo suyo. De vez en cuando le hace una visita y la contempla brevemente mientras duerme en su serán. Yo creo que aún no sabe realmente lo que ha pasado, pero que no hay que forzarla a que la mire y la quiera. De ahora en adelante ya crecer? junto a Celia y ya no tendré porque enterder nada, sólo dejarse llevar por lo que hay.
Me despido con esta fotito de la chiquitina dormida en mi regazo.
