el ladr?n y el gato.
Esta es la historia de un viejo que vivia en la calle y no tenía más que la compañía de un gato. Un día fue preguntado que pensaba de su vida, si creia que la vida había sido justa con él.
Y el viejo respondi? que se consideraba el hombre más afortunado del mundo, y que creía que la vida había sido muy generosa con él. Ante la estra?eza de su interlocutor el viejo continu?...
Mi madre no me dejo dinero, ni casas, ni coches lujosos..., sólo me dejo en una cajita, en un trocito de papel chiquinino, un consejo. Dec?a así: " no he hecho otra cosa en este mundo que robar..., aprend? que a lo largo de una vida, uno se cruza con un montón de gente muy diferente, y hay que estar muy atento... Entre toda esa gente te encontrarás con muy poquitas, que realmente son especiales. Estate pendiente y cuando coincidas con alguna de ellas, en un descuido, dale un pellizquito y quedate con un trocito de su alma. Así conseguir?s que juntando esos pedacitos, tu alma crezca. Cuantos más pedacitos consigas, más feliz te sentirás contigo mismo. Eso si, ten cuidado y no te equivoques, hay algunos pedazos que no parecen lo que s?n". Y cuando leí ese consejo comprend? lo que quería hacer con mi vida. No me dedicar? a pelear por tener grandes lujos, gastar? todo mi tiempo en buscar esa gente que es verdaderamente especial y cuando la encuentre, le tirar? un pellizco para robarle un trocito de su alma! Un día estaba en un callej?n oscuro, sentado en el suelo, medio adormilado, con los ojos cerrados,cuando de repente sentú en mi pierna algo estraño, alguien me había pellizcado. Tan rápido c**o pude, abr? los ojos, mire a mi alrrededor y no había nadie... Nadie? Al fondo del callej?n, vi con dificultad algo que brillaba, me acerqué y vi un pequeño gato con unos enormes ojos verdes. El gato me sonri?... y pensarás... Pero si los gatos no sonrien!
Pues este si lo hizo, y desde ese día somos inseparables, inseparables y dedicados a robar trocitos.
