Días después, descubrieron que era inocente; lo soltaron y él proces? a la mujer.
-Hacer unos comentarios no es tan grave - dijo ella al juez.
-De acuerdo -respondi? el magistrado- . Hoy, al regresar a su casa, escriba todo lo que hablé mal sobre el joven, después pique el papel y vaya tirando los trocitos por el camino. Mañana vuelva para escuchar la sentencia.
La mujer obedeci? y volvi? al día siguiente.
-Está perdonada si me entrega los pedazos de papel que tir? ayer. En caso contrario, será condenada a un año de prisi?n- declar? el magistrado.
-Pero eso es imposible! ?El viento ya ha dispersado todo!
-De la misma manera, un simple comentario puede ser esparcido por el viento, destruir el honor de un hombre y después es imposible arreglar el mal ya hecho.
Y envié a la mujer a la c?rcel.
Paulo Coelho
