Los tampones y las compresas se elaboran a base de celulosa que se obtiene de los árboles, esta celulosa se blanquea mediante productos clorados que pueden ser perjudiciales para la salud.
El cultivo del algodón con que están hechos requiere, de cantidades enormes de pesticidas, y no está claro hasta qué punto su presencia acaba en las compresas y tampones; en la fabricación de las mismas se usan tipos de plástico derivados del petróleo como el polietileno o polipropileno, los cuales, además, impiden una correcta transpiración; el blanqueo y esterilización de la celulosa y fibras de algodón puede ser tóxico si se hace mediante cloro, siendo menos nocivo mediante oxigenación; estos materiales blanqueantes acaban contaminando el agua; compresas y tampones, asumidos por casi todos como imprescindibles y como única alternativa, son, definitivamente, caros.
Los tampones deben introducirse en la vagina para evitar de esta forma la salida de sangre, pero además de impedir esta salida ejerce una acción de absorción tan grande que puede incluso producir sequedad vaginal. La utilización del tampón ha sido duramente criticada por algunos sectores de la ginecología basándose en que impiden la absorción de coágulos de sangre que pueden desprenderse durante la menstruación.
A nivel de información, a finales de los años setenta se detectó una enfermedad derivada del uso continuado de tampones, esta enfermedad se llamó "El Síndrome del Shock Tóxico", sus síntomas son fiebre alta, vómitos y mareos. Detectada la posibilidad de contraer esta enfermedad se obligó a las empresas a que informaran sobre dicho síndrome, sin embargo, es una medida que apenas se cumple por parte de los empresarios.
Tampoco es que las compresas sean la panacea en cuanto a higiene, ya que no son lo más recomendable para la transpiración debido a la capa de plástico que tienen para evitar que traspase.
Aunque lo peor y más perjudicial para la salud es el contacto directo de los blanqueantes que poseen estos productos con nuestro cuerpo. En algunos países de Europa y después de muchas quejas por parte de asociaciones de consumidores contra los blanqueadores de cloro, se ha cambiado el proceso de blanqueado con cloro por el de la oxigenación, que es mucho más sano.
Se calcula que cada mujer utiliza alrededor de 17.000 compresas desechables y tampones a lo largo de su etapa fértil, asusta pensar en la multiplicación resultante de esta cifra por todas las mujeres que los utilizan. El plástico de los aplicadores no es reciclable. Además de la contaminación ambiental que generan como desecho, hay que sumarle el impacto de su proceso de fabricación.
Fuente:
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http://www.mujeractual.com/salud/gineco ... ampon.html" onclick="window.open(this.href);return false;
y ahora ¿que pensais? ¿seguro que los fabricantes piensan mas en nuestra salud que en su posibilidad de ganar dinero?
abro debate.