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De Juzgado de Guardia.

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Uno de los libros que no sabía si proponer para CL de Verano.



de_juzgado_de_guardia.jpg Javier Ronda y Jorge Muñoz, periodistas especializados en información de tribunales y autores de De juzgado de guardia, han recopilado las situaciones más simpáticas y sorprendentes en el ámbito judicial.

Anécdotas que son verdades joyas humorísticas de la literatura procesal, otras que parecen diálogos entre sordos o conversaciones de besugos, y hasta estragos gramaticales propios de juzgados de guardia.

En un juicio que versaba sobre la caza furtiva de animales, el procesado era un cazador que había sido sorprendido cuando daba cuenta de varios conejos.
El interrogatorio del acusado, como es preceptivo, lo inició el fiscal: —Dígame, ¿no es verdad que usted cazó los tres conejos muertos? — interpeló el responsable de la acusación pública.
—Bueno, la verdad es que cuando los cacé estaban vivos —respondió el procesado.



-¿A qué nombre quiere el certificado?
-Coné Heredia González
-Debe haber algún error. ¿Me puede repetir el nombre?
-Coné Heredia González -reitera-El ciudadano, que se percató de su turbación, le comentó:-Mire usted: yo pedí en el Registro que le pusieran al niño Duardo Heredia González, pero el funcionario me dijo que se nombre no se le podría poner, ya que tenía que ser Coné.

—Entonces, usted que ahora no puede casi ni moverse, indíquenos gráficamente hasta dónde levantaba los brazos antes del accidente.

El empleado no se lo pensó dos veces, y ante la mirada atenta y atónita de su abogado, levantó el brazo por encima de la cabeza y dijo:

—Hasta aquí arriba, señor. Hasta aquí los levantaba antes sin problemas.

El juicio quedó visto para sentencia, y el trabajador lógicamente perdió el pleito. Se quedó sin pensión, pero recuperó milagrosamente la movilidad de sus extremidades.



-Señoría, ¿me dejan que firme con la
huella genital?

El juez respondió con un gesto afirmativo y sin levantar la cabeza de los papeles que ocupaban su atención. Pero el secretario del juzgado le advirtió:-Señoría, me temo que no cabrá en el papel de oficio.





Se anima alguien?

Besos.

:beso:
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Me lo terminé anoche, y aunque puedo decir que se lee con una sonrisa, también me ha parecido un poco soso.

No sé, un poco como que los Autores no tenían la gracia suficiente para presentar los casos. ALgunas veces me quedaba pensando en un caso, y me reía más horas después de haberlo leído que durante la lectura misma. Es como si los casos estuvieran desaprovechados en su potencial humorístico porque los Autores no los han presentado de una manera que explotara toda la gracia de la situación.

No puedo decir que no lo recomiendo, pero yo pensaba que me iba a reir más con este libro.

Besos.

:beso:


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