La Bella Bestia, Alberto Vázquez-Figueroa.

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Después del gusto de haber leído Kafka y la muñeca viajera, y como aún era casi madrugada cuando lo terminé y decidí elegir otro libro, me apeteció de pronto seguir en la época del libro de Sierra i Fabra.

Craso error; salgo de la tierna historia de Elsi y su muñeca, y las esperanzas de futuro que Kafka veía personificadas en los niños de su 1923, para meterme en la boca (hermosa) del lobo con esta historia también real, pero tan distinta.

Escogí este libro porque recordaba que Vicvel lo había comentado, pero no he encontrado hilo abierto, así que si ya lo tenía, le unimos este.

La Bella Bestia, Alberto Vázquez-Figueroa.

Durante una conferencia sobre el futuro del libro digital, Mauro Balaguer, editor de larga trayectoria profesional, se ve abordado por una elegante y bella anciana que le hace entrega de una tarjeta en cuyo reverso aparece escrito en rojo «La bella bestia», al mismo tiempo que, mostrándole un tatuaje, le comenta: «Fui su esclava y esta es la prueba. Si quiere más detalles, llámeme».

Intrigado y fascinado por lo que intuye pueda ser su último gran éxito editorial, Balaguer aplaza todos sus compromisos e inicia una intensa relación con la anciana a fin de conocer una historia única y sobrecogedora: la de Irma Grese, más conocida por «La bella bestia», celadora-supervisora en los terribles campos de concentración y exterminio de Auschwitz, Bergen-Belsen y Ravensbrück. Hermosísima, sádica, violenta y organizadora de miles de ejecuciones de mujeres y niños, Irma tuvo el dudoso honor de ser juzgada, condenada y ejecutada por «crímenes contra la Humanidad» cuando acababa de cumplir veintidós años.

La anciana le contará a Balaguer cómo la conoció y cómo la obligó a convertirse en su confidente, sirvienta, cocinera y esclava sexual. Una novela dura pero humana en la que Alberto Vázquez-Figueroa retrata a uno de los personajes más sanguinarios y malvados de la Historia.

De momento el lenguaje es un poco descarnado, pero todavía no hemos llegado a la bella Irma.

También es un libro corto; 182 páginas. A ver cómo se deja leer.

Besos.

[vicvel 1]

Kriek, yo lo propuse para el CL, por eso te sonará y no tenía hilo. Yo lo tengo en mi lista de próximas lecturas pero aún ando con La vidente

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Bueno, pues una decepción.

A ver, que aclaro: la historia impresionante, los personajes... para qué hablar de los personajes principales y sus circunstancias... pero lo que falla es... el Autor...

Increíble pero cierto.

El editor y la anciana, los dos personajes que estucturan la acción, no tienen ninguna credibilidad como personaje, ni siquiera tienen personalidad, son completamente intercambiables porque hablan igual, es decir, no hay una diferenciación entre las personalidades de estos dos personajes que están manteniendo un diálogo.

La anciana, que es cordobesa, se expresa igual de enfarragosamente que el editor, y parecen los dos sendos académicos de literatura filosofando sobre temas teóricos, en vez de parecer lo que debieran parecer; un hombre casi fracasado y al borde de la enfermedad, que escucha los horrores vividos por una mujer cuando era joven.

De cuando en cuando el editor se maravilla para sí mismo del lenguaje de la anciana, refiriendose a que como es cordobesa, se expresa supuestamente en un andaluz chispeante y lleno de humos. Pero no. La anciana habla como un académico seco y adusto de literatura que de cuando en cuando (muy de cuando en cuando) suelta un "miarma" o un "arsa" o algo por el estilo, y nada más.

Lo siento, pero eso no es retratar el habla andaluza. Y me vale la explicación más evidente: el personaje tampoco gana nada si se le transcribe fonéticamente su forma de hablar y su acento, pero es que simplemente la mujer no habla como una mujer, habla como un autor hablando de cosas muy serias, y ya está.

El libro es ampuloso, espeso, engreído en su lenguaje y poco fluído en su desarrollo. Vamos, como si lo hubiera escrito el personaje de la mujer del editor...

Ni siquiera los horrores son creíbles, y esto no quiere decir que esté negando en este momento la credibilidad de los hechos, no, sobre los hechos, por desgracia, no cabe duda de que fueron ciertos...

Lo que quiero decir es que los personajes no se muestran creíbles respecto al horror; su forma de reaccionar ante los hechos, su forma de expresar lo horrorizados que se encuentran... es tan "intensa" como si en vez de sadismo a gran escala estuvieran hablando sobre lo mucho que está cambiando el tiempo.

En fin.

Como libro de historia lo recomiendo encarecidamente, como lectura me ha parecido una decepción; no es que "esperara más de este autor", es que el nivel literario no es lo que me esperaba de Alberto Vázquez-Figueroa.

Una pena, porque esta historia merece ser conocida.

Besos.