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¿Qué se ha robado?

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Esta
es la historia del robo de algo esencial en el día a día de toda
persona. Sin ello nada tendría sentido, o mejor dicho, con ella esta
historia carecería de sentido. Los dos protagonistas de esta historia
son el inspector de policía Tinoco y el oficial Peláez. Los dos se
encontraban en la escena del crimen. Estaban en la biblioteca, donde
algo había pasado. Así había avisado el bibliotecario a la policía.

—Es
algo bastante extraño, pero lo noto en el ambiente—dijo el encargado—.
Se han llevado algo. Todo estaba ayer en el sitio correspondiente, pero
hoy algo falta. Han robado, estoy convencido de ello.

Con
estos datos, los dos policías más sagaces se dirigieron a investigar el
caso. La escena ciertamente, era caótica. Varias estanterías estaban
derribadas y casi todos los libros estaban tirados por la estancia.
Estaba claro, algo se habían llevado. ¿Pero cómo adivinarlo?

—No podemos mirar todos los libros, nos llevaría varias semanas—dijo Peláez.

—Tienes
razón—replicó Tinoco—. Pero debemos adivinar el nombre y el motivo,
para facilitar la investigación. Indaga si tenían algo de valor
económico elevado—. El inspector Peláez asintió y se dirigió a hablar
con el bibliotecario. Tinoco miró con atención los libros. Miró dos
atentamente: “El colgante” y “El reino elemental” se llamaban. Se
agachó y los recogió. Ojeó las páginas de los mismos. Con el primero no
notó nada raro, pero al examinar el otro, se percató de algo
importantísimo. Había espacios en blanco donde no debería haberlos.
Tras comprenderlo todo, sonrió satisfecho. Peláez volvía de hablar con
el bibliotecario y parecía bastante insatisfecho.

—No tenemos nada—dijo el oficial.

—Ya no nos hace falta—replicó Tinoco—. He descifrado el misterio.

Peláez
se mostró escéptico. Tinoco le dio los libros y le aconsejó ojearlos,
tal y como él había hecho. Pero Peláez no advirtió nada extraño.

— ¿Podrías compartir el hallazgo conmigo? —le pidió a Tinoco.


¿No te has percatado de ello? —le interrogó—. Desde el principio de
esta historia falta algo. No lo hemos mencionado y tampoco lo hemos
visto en los libros. Es algo empleado por todas las personas día a día.
Pero no se ha empleado en este relato, y si lees la historia otra vez,
a lo mejor te percatas de ello.

—Dímelo, por favor—imploró Peláez.

—Está bien—aceptó Tinoco—. El elemento robado por el ladrón es la letra “u”.

— ¡Increíble! —exclamó Peláez.

—Pero no te apenes, a partir de este momento podremos emplearla otra vez. El problema se ha solventado.

Y los dos abandonaron la biblioteca, teniendo la capacidad para emplear esa letra otra vez.



Esta
historia hablaba de lo esencial de ese elemento, pero a lo mejor no lo
es tanto, si no se ha precisado de ella para confeccionar el relato…


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Re: ¿Qué se ha robado?

Ese es anónimo, os dejo uno de Enrique Jardiel Poncela






Un otoño -muchos años atrás- cuando más olían las rosas y mayor sombra daban las acacias, un microbio muy conocido atacó, rudo y voraz, a Ramón Camomila: la furia matrimonial.

-¡Hay un matrimonio próximo, pollos! -advirtió como saludo a su amigo Manolo Romagoso cuando subían juntos al Casino y toparon con los camaradas más íntimos.
-¿Un matrimonio?
-Un matrimonio, sí -corroboró Ramón.
-¿Tuyo?
-Mío.
-¿Con una muchacha?
-¡Claro! ¿Iba a anunciar mi boda con un cazador furtivo?
- ¿Y cuándo ocurrirá la cosa?
-Lo ignoro.
-¿Cómo?
-No conozco aún a la novia. Ahora voy a buscarla…

Y Ramón Camomila salió como una bala a buscar novia por la ciudad.
A las dos horas conoció a Silvia, una chica algo rubia, algo baja, algo gorda, algo sosa, algo rica y algo idiota; hija única y suscriptora contumaz a La moda y laCasa (publicación para muchachas sin novio).
Y al año, todos los amigos fuimos a la boda. ¡La boda! ¡Bah!… Una boda como todas las bodas: galas blancas, azahar por todos lados, alfombras, música sacra, bimbas, sonrisas, codazos, almohadón para hincar las rodillas los novios y para hincar las rodillas los padrinos; lunch, sandwichs duros como un fiscal…
Al onzavo sandwich hubo una fuga súbita por la sacristía y un auto pasó raudo, y unos gritos brotaron:

-¡Adiós! ¡Adiós! ¡Vivan los novios! ¡Vivaaan!

Y los amigos cogimos otro sandwich -dozavo- y otra copita.
Y allí acabó la cosa.
Mas, para Ramón Camomila, la cosa no había acabado allí…
Al contrario: allí daba principio.
Y al subir con su novia al auto fugitivo, vio claro, vio clarísimo: ni amaba a Silvia, ni notaba inclinación ninguna al matrimonio, ni sintió su alma con la vocación más mínima por construir un hogar dichoso.

-¡Soy un idiota! -murmuró Ramón-. No valgo para marido, y lo noto cuando ya soy ciudadano casado…

Y corroboró rabioso:

-¡Soy un idiota!

Silvia, arrinconada junto a Ramón, bajaba los ojos con rubor, y al bajar los ojos subía dos mil grados la rabia masculina.

-¡Dios mío! -gruñía Ramón mirándola-. ¡Casado! ¡Casado con una niña insulsa como unas natillas!… No hay ya salvación para mí…, ¡no la hay!

Incapaz para dominar su irritación, dirigió unas palabras durísimas a Silvia.

-¡Prohibido fingir rubor y mirar a la alfombra! -gritó.

(Silvia miró al parabrisas con infantil docilidad).
Y Ramón añadió para su sayo, alumbrado por una brusca solución:

-Voy a lograr su odio. Voy a obligarla a suplicar un divorcio rápido. Poco valgo si
no logro inspirarla asco con cuatro o cinco burradas a cual más disparatada…

Y tal solución tranquilizó mucho a su alma.
Por lo pronto, al subir a la fotografía (visita clásica tras una boda), Ramón hizo la burrada inicial.
Un fotógrafo modoso y finísimo abordó a Ramón y a Silvia.

-Grupo nupcial, ¿no? -indagó.
-Sí -dijo Ramón.
Y añadió:
-Con una variación.
-¿Cuál?
-La sustitución más original vista hasta ahora… Novio por fotógrafo. Hoy hago yo la foto… ¡Viva la originalidad!

Y Ramón aproximó la máquina y advirtió al asombrado fotógrafo:

-¡Vamos! Coja por la mano a la novia y sonría con ilusión: La cara más alta… ¡Cuidado! ¡Así!… ¡Ya!

Ramón tiró la placa, y a continuación obligó al pago al fotógrafo; guardó los duros y salió con Silvia orondo y dichoso.

-¡Al auto! -mandó.
(Silvia ahora iba llorando)
-¡La cosa marcha! -susurró Ramón.

Al otro día trasladaban sus organismos a Irún. (Lo clásico, asimismo, tras una boda.)
Ramón no quiso subir al vagón con Silvia.

-Yo viajo con los maquinistas -anunció-. Voy a la locomotora… ¡Hasta la vista!

Y subió a la locomotora, y ocupó su actividad ayudando a partir carbón. Al arribar a Irún había adquirido un magnífico color antracita.
Ya allí, compró sus harapos a un sordomudo andrajoso, vistió los harapos y marchó a la fonda a buscar a Silvia.
Y tocado con las ropas andrajosas anduvo por Irún, acompañando a Silvia y cogido a su brazo mórbido y distinguido.
Nutrido público los miraba al pasar, asombrado.
Silvia sufría cada día más.

-¡La cosa marcha! ¡La cosa marcha! -murmuraba todavía Ramón. Pronto rogará Silvia un divorcio total. Sigamos las burradas. Sigamos con la droga antimatrimonial, multiplicando la dosis.

Ramón vistió a continuación sus fracs más maravillosos, y al pisar un salón, un dancing u otro lugar público acompañado por Silvia, imitaba a los criados, y con un paño al brazo acudía solícito a todas las llamadas.
Una mañana pintó sus párpados con barniz rojo.
Por fin lo trasladaron al manicomio.
Y Ramón asistió a su propia dicha: su contrato matrimonial yacía roto y vivía imposibilitado para otra boda con otra Silvia…



[spoiler:3bi7tzq1]lo que falta es la e[/spoiler:3bi7tzq1]


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Re: ¿Qué se ha robado?

Me ha resultado más "natural" el primero, aunque como Gómez de la Serna, de por sí, es un poquito rebuscado, tampoco se le nota demasiado :plas::plas::plas:


[spoiler:35w7rmwu]lo que falta es la e[/spoiler:35w7rmwu]

[spoiler:35w7rmwu]Esta vez, al estar sobre aviso con el relato anterior, ya lo notas antes :D , que por muy correcto que sea decir "onzavo" y "dozavo", canta un poco :lol:[/spoiler:35w7rmwu]
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Re: ¿Qué se ha robado?

¿Es de Gómez de la Serna? no lo sabía, gracias :beso:


¿Pero cómo lo vas a saber si ha sido un patinazo-despiste mio del tamaño de la catedal de Burgos, :porfavor: ? Qué vergüenza más espantosa, se me ha ido la pinza con el nombre del protagonista y ya me he saltado lo de Jardiel Poncela y he montado la película con Gomez de la Serna LAUGHT346.gif Pues eso, ni caso que estoy pallá del tó :lol::lol::beso:
]Es muy curioso por que lo lees y ves una palabra que no pega mucho' date=' le buscas un sinónimo y todos los que se te ocurren son con la letra en cuestión :lol::lol::lol:[/quote']
:D Es que no es tan fácil escribir esas parrafadas sin usar una vocal, aunque sea una que, en teoría, no es tan vital como es el caso de la "u" :plas:

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