Jump to content

¿Tenemos una cita?

Puntuar este tema:


Guest Popeye67

Recommended Posts

  • Respuestas 109
  • Creado
  • Última respuesta

Top Foreros En Este Tema

  • yerbabuena

    40

  • lolamar

    11

  • samararia

    10

Días en que ha sido popular

Top Foreros En Este Tema


Re: ¿Tenemos una cita?

Se obligó a recordar las cosas más insulsas que conocía: betún de botas, una solicitud impresa, una toalla mojada en el suelo de su dormitorio. Había también una tapadera volcada de un cubo de la basura con un palmo de agua de lluvia dentro, y la mancha incompleta de un cerco de té sobre la portada de sus poemas de Housman.
:nodigona::lol::lol::lol:



Larga pero valía la pena leerla :):)
Enlace al post
Compartir en otros sitios

Re: ¿Tenemos una cita?

Al hilo de las conmociones literarias :wink: , pongo el último párrafo de El jinete polaco, un párrafo sin tregua, con un único punto y seguido después de casi cincuenta líneas.
He visto que mi libro es del 92. Creo que desde entonces no lo he vuelto a leer, y aunque apenas suelo recordar los argumentos, me parece que el final no descubre nada, es un libro de esos que se disfrutan por el mero hecho de leerlos.
Lo pongo en el spoiler porque me gusta, abrirlo da cierta sensación de abrir el libro :)

[spoiler:2qft9lz5]Soy yo quien te habla, quien se acuerda de ti, yo el que despierta con el sol en los ojos y piensa que hoy mismo habrás venido, que ya aguardas aturdida de sueño en una sórdida estación de autobuses, vestida de viaje, con una cazadora negra, un pantalón ajustado y unas cortas botas puntiagudas, quien una hora antes de que llegues ya ha subido a esperarte, para evitar toda incertidumbre, comprueba el panel de horarios, interroga angustiosamente a un empleado, te ve buscarlo tras la ventanilla del autobús que acaba de irrumpir en la estación con diez minutos imperdonables de retraso, tira el cigarrillo, le parece que el corazón se le ha alojado en el estómago, se adelanta hacia ti entre borrosos viajeros y al ver tu melena despeinada y la tranquila felicidad con que ya le sonríes al reconocerlo piensa, dice en voz baja, un segundo antes de que te abraces golosa y desesperadamente a él, como si rezara una letanía, Dog, Siod, Brausen, Elohim, quienquiera que no seas y dondequiera que no estés, señor de las bestias y de los gusanos, legislador de océanos y muchedumbres aniquiladas de hombres, dueño insensato de la ironía y de la destrucción y del azar, tú que la hiciste a la medida exacta de todos mis deseos, que modelaste su cara y su cintura y sus manos y tobillos y la forma de sus pies, que me engendraste a mí y me fuiste salvando día a día para que me hiciera hombre y la necesitara y la encontrara, que la llevaste una mañana a una hora precisa a un lugar de Madrid y luego me concediste el privilegio de que apareciera en la cafetería de un hotel de Nueva York, no permitas que ahora la pierda, que me envenene el miedo o la costumbre de la decepción, guárdala para mí igual que guardaste a sus mayores para que la trajeran al mundo y sembraste el coraje una noche de julio en el corazón atribulado de su padre y lo enviaste al destierro con el único propósito de que ella naciera para mí veinte años después, y si a pesar de todo me la vas a quitar, no permitas la lenta degradación ni la mentira, fulmíname en el primer segundo del primer minuto de rencor o de tedio, que me quede sin ella y sufra como un perro pero que no me degrade confortablemente a su lado, que no haya tregua ni consuelo ni vida futura para ninguno de los dos, que las manos se nos vuelvan ortigas y tengamos que mirarnos el uno al otro como dos figuras de cera con ojos de cristal, pero si es posible, concédenos el privilegio de no saciarnos jamás, alúmbranos y ciéganos, dicta para nosotros un porvenir del que por primera vez en nuestras vidas ya no queramos desertar. Recuerdo lo que aún no he vivido, tengo miedo de ser plenamente quien soy, en el vestíbulo de la estación de Mágina un altavoz anuncia la llegada del autobús procedente de Madrid, abrevio el tiempo para estrechar ahora mismo tu cuerpo ávido y delgado, vienes hacía mí con una bolsa al hombro y una maleta en la mano, apareces delante de la cama en la habitación del hotel con el pelo suelto sobre los hombros desnudos, no me acuerdo de nada, no me he dado cuenta de que empezaba a anochecer, no sé si estoy contigo en Mágina, en Nueva York o en Madrid, dice Nadia, pero me da lo mismo, no sienten más que gratitud y deseo.


El jinete polaco (Antonio Muñoz Molina, 1991)[/spoiler:2qft9lz5]

:beso:


Enlace al post
Compartir en otros sitios

Re: ¿Tenemos una cita?

... tú (...) que me engendraste a mí y me fuiste salvando día a día para que me hiciera hombre y la necesitara y la encontrara (...) si a pesar de todo me la vas a quitar' date=' no permitas la lenta degradación ni la mentira, fulmíname en el primer segundo del primer minuto de rencor o de tedio, que me quede sin ella y sufra como un perro pero que no me degrade confortablemente a su lado (...)pero si es posible, [b']concédenos el privilegio de no saciarnos jamás


:plas::plas::plas::beso::beso::beso::beso: (4, la dosis mínima :) )
Enlace al post
Compartir en otros sitios

Re: ¿Tenemos una cita?

En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. el niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta (Pablo Neruda)


Enlace al post
Compartir en otros sitios

×
×
  • Create New...