Mensaje
por Peque_saltamontes » 24 Nov 2005 18:19
Espero que te sirva esto Perdita.. es algo largo.. pero lo que escribiste tambien tuvo largo asi que =P
Jiji.. te gustar?.
EL PAJE Y EL REY o el c?rculo 99Hab?a una vez un rey muy triste que tenía un sirviente, que c**o todo sirviente de rey triste, era muy feliz.
Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertarba al rey cantando y tarareando alegres canciones de juglares. Una gran sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre.
Un día, el rey lo mando llamar.
- Paje - le dijo- cuál es el secreto?
- qué secreto, Majestad?
- Cu?l es el secreto de tu alegría?
- No hay ningun secreto, Alteza.
- No me mientas, paje. He mandado cortar cabezas por ofensas menores que una mentira.
- No le miento, Alteza. No guardo ningun secreto.
- Porqué estas siempre alegre y feliz? eh? por qué?
- Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiendome atenderlo. Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa que Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algunos gustos, c**o no estar feliz ?
- Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar - dijo el rey. Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado
- Pero Majestad, no hay secreto. Nada me gustaria mas que complacerlo, pero no hay nada que yo este ocultando...
- Vete! Vete antes de que llame al verdugo! El sirviente sonri?, hizo una reverencia y salió de la habitaci?n El rey estaba c**o loco. No consigui? explicarse c**o el paje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentandose de las sobras de los cortesanos. Cuando se calmi, llam? al mas sabio de sus asesores y le contó su conversaci?n de la mañana. - Porqué él es feliz?
- Ah Majestad, lo que sucede es que el esta fuera del c?rculo.
- Fuera del c?rculo ?
- Asi es.
- Y eso es lo que lo hace feliz ?
- No, Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.
- A ver si entiendo, estar en el c?rculo te hace infeliz.
- Asi es.
- Y el no esta.
- Asi es.
- Y cómo salir ?
- E1 Nunca entro !
- Que c?rculo es ese ?
- El circulo del 99.
- Verdaderamente, no te entiendo nada.
- La unica manera para que me entendieras, sera mostrartelo en los hechos.
- Cómo?
- Haciendo entrar al paje en el c?rculo.
- Eso, obliguemoslo a entrar.
- No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el c?rculo.
- Entonces habrá que enga?arlo.
- No hace falta, Su Majestad. Si le damos la oportunidad, el entrara solito, solito.
- Pero no se dara cuenta de que eso es su infelicidad?
- Si, se dara cuenta.
- Entonces no entraré.
- No lo podrá evitar.
- Dices que el se dara cuenta de la infelicidad que le causara entrar en ese rid?culo c?rculo, y de todos modos entraré en el y no podrá salir?
-Tal cual, Majestad, estas dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del circulo ?
- Si.
- Bien, esta noche te pasaro a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una mas ni una menos. 99 !
- Qué mas ? Llevo los guardias por si acaso ?
- Nada mas que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche.
- Hasta la noche.
Asi fue. Esa noche el sabio paso a buscar al rey. Juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del paje. Esperaron el alba. Cuando dentro de la casa se encendi? la primera vela, el hombre sabio agarro la bolsa y le pinch? un papel que decia:
ESTE TESORO ES TUYO.
ES EL PREMIO POR SER UN BUEN HOMBRE.
DISFRUTALO Y NO CUENTES A NADIE c**o LO ENCONTRASTE.
Luego ato la bolsa con el papel, en la puerta del sirviente, golpe? y volvi? a esconderse.
Cuando el paje salio, el sabio y el rey espiaban desde atras de unas matas lo que sucedia. El sirviente vio la bolsa, leyo el papel, agito la bolsa y al escuchar el sonido metalico se estremecio, apreto la bolsa contra el pecho, miro hacia todos lados y entro en su casa.
Desde afuera escucharon la tranca de la puerta, y se arrimaron a la ventana para ver la escena. El sirviente habia tirado todo lo que habia sobre la mesa y dejado solo la vela. Se habia sentado y habia vaciado el contenido en la mesa. Sus ojos no podian creer lo que veian.
Era una montaña de monedas de oro ! El, que nunca habia tocado una de estas monedas, tenia hoy una montaña de ellas para el.
El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacia brillar la luz de la vela sobre ellas. Las juntaba y desparramaba, hacia pilas de monedas. Asi, jugando y jugando empezo a hacer pilas de 10 monedas Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco, seis, y mientras sumaba 10, 20, 30 ,40, 50, 60 ...hasta que formo la ultima pila: 9 monedas!!!!!
Su mirada recorrio la mesa primero, buscando una moneda mas. Luego el piso y finalmente la bolsa. "No puede ser ", penzo. Puso la ultima pila al lado de las otras y confirmo que era mas baja. - Me robaron - grito - me robaron, malditos !!! Una vez mas busco en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, vacio sus bolsillos, corrio los muebles, pero no encontro lo que buscaba. Sobre la mesa, c**o burlandose de el, una monta?ita esplandesciente le recordaba que habia 99 monedas de oro, "solo 99". "99 monedas de oro. Es mucho dinero", pensá. Pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es un número completo - pensaba. Cien es un numero completo pero noventa y nueve, no. !
El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma, estaba con el ce?o fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habian vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus, por el que asomaban sus dientes. El sirviente guardo las monedas en la bolsa, y mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veia, escondio la bolsa entre la leña. Luego tomo papel y pluma y se sento a hacer calculos. en cuanto tiempo tendria que ahorrar el sirviente para comprar su moneda numero cien ?
Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla. Despues quizas no necesitara trabajar mas. Con cien monedas de oro,un hombre puede dejar de trabajar.
Con cien monedas un hombre es rico. Con cien monedas se puede vivir tranquilo. Saco el calculo. Si trabajaba y ahorraba su salario, y algun dinero extra que recibia, en once o doce años para juntar lo necesario. "Doce años es mucho tiempo", penso. Quiz?s pudiera pedirle a mi esposa que buscara trabajo en el pueblo por un tiempo. Y el mismo, despues de todo, de terminaba su tarea en el palacio, a las cinco de la tarde, podra trabajar hasta la noche y recibir alguna paga extra por ello. Saco las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo, y el de su esposa, en siete años reunira el dinero. Era demasiado tiempo!! Quizas pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comida todas las noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran, mas comida habra para vender... Vender... Vender... Estaba haciendo calor, para que tanta ropa de invierno? Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios llegrra a su moneda cien.
El rey y el sabio volvieron al palacio. El paje había entrado en el c?rculo del 99...
Durante los siguientes meses, el sirviente sigui? sus planes tal c**o se le ocurrieron aquella noche.
Una mañana, el paje entré a la alcoba real golpeando las puertas, refunfuñando y de pocas pulgas.
- Que te pasa? - pregunto el rey de buen modo.
- Nada me pasa, nada me pasa.
- Antes, no hace mucho, reias y cantabas todo el tiempo.
- Hago mi trabajo, no? Qué queria su Alteza, que fuera su bufin y su juglar también?
No paso mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente. No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.
De Los Tres Tesoros
de B. Rajneesh.
Tu, y y, todos nosotros hemos sido educados en esta estépida ideolog?a. Siempre nos falta algo para estar satisfechos, y sólo satisfecho se puede gozar de lo que se tiene.
Por lo tanto, hemos aprendido que la felicidad llegará cuando completemos lo que nos falta?
Y c**o siempre nos falta algo, la idea vuelve al principio y nunca se puede gozar de la vida?
Pero qué pasar?a
Si la iluminación llegara a nuestras vidas
Y nos dióramos cuenta, así, de golpe,
De que nuestras noventa y nueve monedas
Son el cien por cien del tesoro.
Que no nos falta nada,
Que nadie nos ha quitado nada,
Que no es más redondo el número cien
Que el noventa y nueve.
Que eso es sólo una trampa
Una zanahoria que han puesto ante nosotros
Para que seamos estépidos,
Para que tiremos del carro,
Cansados, malhumorados,
Infelices y resignados.
Una trampa para que nuca dejemos de empujar
Y para que todo siga igual.
?Eternamente igual!
Cuántas cosas cambiaráan
Si pudi?ramos disfrutar
De nuestros tesoros tal c**o son.
-Pero, ojo Dami?n. Reconocer que en noventa y nueve hay un tesoro, no significa que debas abandonar tus objetivos. No quiere decir que tengas que conformarte con cualquier cosa.
Porque aceptar es una cosa y resignarse otra.
Pero eso es parte de otro cuento.
(Jorge Bucay, D?jame que te cuente)