Para quién no los conozca, los calçots es una variedad de cebolleta tierna, que está entre la cebolla y el puerro típicos de Catalunya.
Se crea toda una fiesta alrededor de las «calçotadas», en esta receta no se utilizan los cubiertos, sino las manos…
Se asan encima de las llamas, quedando calcinados los calçots, se envuelven en papel de periódico para que aguante el calor y hay que pelarlos con las manos para quitarles la primer capa que está «chamuscada».
Es muy usual ponerse unos baberos para comer, ya que una vez quitada la primera capa, hay que cogerlos por la parte superior (parte verde), los mojamos en la salsa romesco, ponemos la cabeza mirando para el cielo, abrimos la boca y con acierto… apuntamos para meterlo dentro de nuestra boquita, comemos la parte blanca y tierna.
Se quedan las manos negras, el babero manchado pero es muy divertido y rico.
Cada uno tiene su propia receta de la salsa romesco, que es la que le da la gracia al plato.
Desde que probé la salsa de mi amigo «JuanKa», hago su receta., que a demás nos sirve no solo para los calçots, sino para acompañar cualquier verdura a la plancha, carne, pescado, y sola está riquisma…