Para hoy, casi que no hay receta; pero como son todo un éxito cuando los hago, que es más de tarde en tarde que los de casa quisieran, pues os enseño cómo los preparo yo, hechos así quedan tiernos y crujientes, se deshacen en la boca; acompañados de una cervecita fresca, son una verdadera delicia. Me enseñó a prepararlos, mi tia Angeles, una gran persona, a la que desde aquí, con ésta humilde receta, al iguel que ella es, quiero agradecer todo lo que he ha hecho por mi, y lo que ha representado en mi vida. Gracias «chacha», por ser así.