Al fin has conseguido la receta de ese plato que tanto te gustó cuando lo probaste en casa de tus amigos. ¿Y ahora qué?
Tanto si comienzas a manejarte entre fuegos como si ya llevas mucho tiempo haciéndolo, te recomiendo que te tomes un minutos (o dos) y leas la receta completa. Parece una tontería pero lo cierto es que muchos errores se cometen por no leer la receta.
Ya la has leído, ahora vuelve a hacerlo para tratar de entender que hace cada uno de los ingredientes allí y confirma que los tienes todos a la hora de cocinar.
Una receta, en la mayoría de los casos, no es un procedimiento estricto. Pero necesita que lo entiendas, porque hay pasos que son imprescindibles o muy importantes.
Si hablamos de un pollo asado, probablemente a ti te guste más o menos asado que el punto que consigues con esos minutos de horno que especifica la receta. Lo mismo puede pasarte con los ingredientes. Lo que mejores resultado nos ha dado es hacer la receta al pie de la letra según el procedimiento, para luego modificarla a nuestros gustos y necesidades.
Es importante que tu trabajo en la cocina sea metódico, una vez que hayas hecho la primera “versión” de la receta debes trabajar con lápiz y papel en mano para que los cambios y las ideas no se pierdan. Es imprescindible que controles las temperaturas de manera correcta, ya deberías saber muy bien que 20 minutos de horno con se corresponden más que a una medida de temperatura en un horno concreto (que no es el tuyo) con una cantidad de ingredientes concreta (que probablemente tampoco sean la tuya).
Desconfía de la receta que te dé alguien que vive de ella, estará incompleta en el 99% de los casos y esto es normal teniendo en cuenta que esa persona necesita que vuelvas a dejar tu dinero allí. Necesitarás muchas pruebas hasta conseguir el resultado esperado, debes saberlo y aceptarlo para evitar frustrarte.
Pero volvamos al sistema de trabajo, en la mayoría de los casos se toman como sabidas algunas consideraciones p.ej.:
– El tipo de harina (repostería, fuerza, etc)
– El tamaño de los huevos (grandes, medianos o pequeños)
– El tipo de leche (entera, semi, descremada)
A lo que debemos agregar el inconveniente de la traducción (si la receta fue escrita en otro idioma). Lo ideal sería especificar las características de cada ingrediente de manera inequívoca (gramos de proteína en la harina, gramos de huevo, o porcentaje de grasa en la leche) pero pocas veces se ve eso en un recetario, y mucho menos en la web. Aquí tendrás que apelar a tu experiencia y sentido común.
Esa experiencia la conseguirás equivocándote mucho, así que ¡lo mejor es que empieces a hacerlo ya! Conseguir la receta perfecta se consigue con trabajo, mucho trabajo.
Escrito por 68grados.com, escuela de cocina online
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